Qué es el mal agudo de montaña

Cada año millones de personas suben a las montañas para caminar, esquiar, hacer escalada o realizar cualquier otra actividad. Antes de subir por encima de los 2.500 metros de altura, pide consejo al médico para que te explique las medidas que debes adoptar para evitar la aparición del mal de altura, también conocido como enfermedad aguda de la montaña.

En qué consiste el mal agudo de montaña

El mal de altura es una serie de reacciones fisiológicas del cuerpo que se producen por la exposición a las bajas presiones de oxígeno que existen a gran altitud. A medida que ascendemos hay una disminución progresiva de la presión atmosférica, así como menos oxígeno en el aire.

Las disminuciones bruscas de oxígeno provocan importantes alteraciones que, de mantenerse durante un tiempo excesivo, pueden provocar incluso la muerte. Por esta razón, los montañistas han de someterse a un período de aclimatación cuando realizan ascensos para que su organismo se vaya adaptando a estas bajas presiones de oxígeno.

El nivel de oxígeno baja mucho a altitudes por encima de los 8.000 pies (2438.4 m). A las personas que viven a un nivel de altura menor esta situación les provoca problemas, ya que sus cuerpos no están acostumbrados a trabajar con tan poco oxígeno. Las personas que viven a mayor altura no tienen tantos problemas, ya que sus cuerpos se acostumbran a los niveles bajos de oxígeno.

Qué síntomas afectan a los seres humanos a mayor altura

Los primeros síntomas pueden empezar a sentirse a partir de los 2.438-3.000 sobre el nivel del mar. En personas sensibles, pueden aparecer incluso a menores alturas. A partir de los 5.000 metros, ya no existen viviendas habitadas permanentemente por personas. Las zonas turísticas de los Andes o el Nepal pueden estar a una altura entre los 3.000 y 4.000 metros. El índice de mortalidad es aproximadamente de 4 % para ascensos a picos con alturas superiores a los 7.000 metros.

Cuáles son las causas del mal de altura

El mal de altura no depende de la forma física de la persona: puede afectar incluso a atletas experimentados. Existe una variabilidad individual, es decir, algunas personas soportan mejor que otras los ascensos rápidos. Cuanto más rápido sea el ascenso, mayor es la probabilidad de que aparezcan síntomas. También influye la duración de la estancia a una altura determinada. El ejercicio físico continuo a gran altura es otra causa, así como la edad: las personas más jóvenes y los ancianos presentan mayor predisposición a sufrir el mal de altura.

Cómo evitar el mal agudo de montaña

El mal de altura se produce al ascender rápidamente de una altura determinada a otra mayor y permanecer ahí sin una aclimatación adecuada. Es importante ascender de forma progresiva: subir despacio, realizando periodos de aclimatación de 2 a 3 días a una altura determinada (empezando a partir de los 2.000 m) antes de pasar la noche a una altura mayor. Hay que escalar durante el día y dormir dos noches seguidas en el campamento inferior.

Se aconsejan los siguientes ritmos de ascenso: hasta los 5.000 metros, ascender un promedio de 340 a 400 metros como máximo; a partir de los 5.000 m y hasta los 6.000 m, ascender 250 metros por día; y por encima de los 6.000 m, ascender un máximo de 150 a 200 m por día.

En caso de aparecer problemas hay que bajar a donde se estaba aclimatado y descansar durante 24 a 48 horas antes de reanudar el ascenso. Si los síntomas son graves, iniciar el descenso inmediatamente, siempre acompañado por otra persona.

Consejos para evitar mal de altura

Beber mucho líquido (al menos 3 o 4 litros diarios). No consumir alcohol. Realizar una dieta hiperglúcida, sobre todo rica en azúcares y féculas. Evitar enfriarse.

Existe un tratamiento con acetazolamida, a dosis de 250 mg/12 horas o 500 mg en dosis única nocturna, que puede ayudar a evitar el mal de altura. Para comprobar los posibles efectos secundarios del medicamento es mejor tomarlo 2 días de prueba antes del viaje. Los posibles efectos secundarios son náuseas, alteración del gusto, hormigueo en manos y pies, orina frecuente y abundante, alteraciones visuales y sarpullido en la piel. Aunque se tome este medicamento, de igual forma se debe subir despacio.

Foto: © ostill – 123RF.com

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