El frío del invierno no es el responsable directo de las enfermedades pero facilita el contagio. La mayoría de ellas son infecciones víricas y se curan con reposo y con la administración de antibióticos.
Las enfermedades más frecuentes en invierno son la gripe, los catarros, la bronquitis, la faringitis y otras más graves como la neumonía. Todas ellas afectan principalmente a las vías respiratorias.
Entre los niños, las enfermedades más comunes son la otitis y la bronquiolitis.
Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas y enferman fácilmente, sobre todo si están en contacto con otros niños. Su sistema inmunológico no es tan fuerte como el de un adulto y disponen de menos defensas frente a las agresiones externas como el viento, el frío y la lluvia.
El frío suele considerarse como una causa de enfermedad respiratoria pero en realidad no lo es.
Ahora bien, es cierto que, en cuanto a la nariz, tanto los cilios (pequeñas vellosidades) como las mucosas nasales (defensa natural situada en la nariz) pierden movilidad con el frío y dejan de impedir el paso de microorganismos y de calentar el aire para que alcance la temperatura adecuada cuando llega a los pulmones.
Además, ciertos virus como el de la gripe se cubren con una capa resistente que los protege durante el frío y que les permite, a su vez, pasar de persona a persona. Cuando el virus ha penetrado en el organismo, esa capa se derrite en el tracto respiratorio haciendo que el virus infecte a las células.
Otros factores asociados a las enfermedades típicas del invierno son la contaminación del hogar provocada por una falta de ventilación y los lugares cerrados donde varias personas están en contacto permanentemente y se transmiten los virus de unas a otras. Los cambios bruscos de temperatura (de entre diez y veinte grados) entre el hogar y la calle también pueden desencadenar una gripe o un resfriado.
Nadie puede evitar el contagio de enfermedades pero se pueden prevenir adoptando una serie de sencillas medidas.
La primera de ellas es la ventilación diaria de las habitaciones durante diez minutos.
También se recomienda utilizar, preferentemente, estufas eléctricas o de gas para mantener la casa templada para que el cuerpo utilice sus propios mecanismos reguladores de adaptación al frío.
Asimismo, conviene mantener la casa con un adecuado nivel de humedad (el ambiente seco agrava las enfermedades respiratorias).
En cambio, es necesario evitar los lugares demasiado concurridos, los ambientes con humo de cigarrillos y los cambios bruscos de temperatura.
Cuando se salga a la calle, lo más recomendable es abrigarse lo justo y cubrir la boca y la nariz.
Por último, se recomienda mantenerse alejado, en lo posible, de personas enfermas, lavarse las manos con frecuencia, evitar compartir utensilios como vasos, platos, cubiertos o toallas e incluir en la dieta infantil frutas y verduras (especialmente alimentos ricos en vitamina A y C).
Los niños pueden vacunarse contra la gripe. En efecto, los pediatras aconsejan administrar la vacuna a niños mayores de seis meses si presentan problemas respiratorios crónicos, enfermedades congénitas cardiovasculares, metabólicas y renales.
Las enfermedades respiratorias se dividen en dos grupos: las infecciones que afectan al sistema respiratorio superior (mucosa nasal, traquea y bronquios) y las infecciones que afectan al sistema respiratorio inferior (pulmones y pleura).
Entre las infecciones de las vías respiratorias superiores se encuentran el resfriado común, la faringitis, la amigdalitis, la laringitis, la traquetitis aguda y la otitis media.
El resfriado común es el resultado de una infección por rinovirus y coronavirus (en el 50 % de los casos) así como por el virus Coxsackie, el virus de la gripe, el virus de la parainfluenza, el virus sincitial respiratorio, el virus ECHO y el adenovirus.
En cuanto a la faringitis y la amigdalitis, los virus representan el 70 % de los agentes productores de faringitis aguda y suelen ser los mismos que causan el resfriado común. Por ejemplo, los adenovirus producen conjuntivitis. Las bacterias también pueden causar faringitis, principalmente las cepas de estreptococo beta hemolitico del grupo A, las bacterias Haemophylus influenzae, Moraxella catarrharlis , ciertos bacilos fusiformes de la cavidad bucal, como por ejemplo Borrelia vincenti y ciertos gérmenes que, aunque no son frecuentes, son importantes por el tipo de enfermedad que causan, como por ejemplo el Corynebacterium diphtheriae y el Neisseria gorrhoeae.
La laringitis y la traquetitis aguda están causadas por virus tales como el rinovirus, el adenovirus y la parainfluenza. Raramente intervienen bacterias.
La otitis media aparece por infecciones del oído o como consecuencia de la obstrucción infecciosa, mecánica o alérgica de la trompa de Eustaquio.
Entre las infecciones de las vías respiratorias inferiores se encuentra la neumonía.
La mayor parte de las neumonías extra-hospitalarias son infecciones causadas por el neumococo, pero también pueden intervenir bacterias como el Mycoplasma pneumoniae, la Coxiella burnetti , la Chlamidia psittachi , la Klebsiella pneumoniae o la Legionella pneumoniae. Entre las neumonías víricas se encuentran las provocada por el virus de la gripe, el varicela-zóster o el citomegalovirus (CMV), por ejemplo. Entre las neumonías causadas por protozoos, la más grave es la producida por el Pneumocystis carinii, que afecta sobre todo a los pacientes con SIDA y a otros enfermos inmunodeprimidos.
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