El pH es un valor utilizado con el objetivo de medir la alcalinidad o acidez de una determinada sustancia, indicando el porcentaje de hidrógeno que encontramos en ella, midiendo la cantidad de iones ácidos (H+). La escala del pH varía del 0 al 14, de forma que habitualmente se considera 7 como un valor de pH neutro, cuando baja de esta cantidad se trata de un pH ácido y cuando aumenta se considera un pH alcalino.
El pH varía en los diferentes fluídos de nuestro organismo: en la orina pH de 8, en los jugos gástricos 1,5, en el flujo vaginal aproximadamente 4,5 y en el sudor de 5,5, o el propio pH de la piel.
En una persona sana el pH (potencial de Hidrógeno) de la orina con un valor de 6,0 (rango normal de 4,5 a 8,0), es ligeramente ácido. Un cambio en los valores de pH de la orina puede indicar una enfermedad. Un valor de pH más alto (superior a 8) con presencia simultánea de nitritos (que normalmente no están presentes en la orina) indica una infección bacteriana de las vías urinaria. Pero la dieta también tiene influencia sobre el valor del Ph. Por ejemplo, el pH de la orina suele aumentar ligeramente después de las comidas, especialmente con la nutrición vegetariana. Los trastornos metabólicos también pueden conducir a un mayor valor del pH de la orina. Un valor más bajo del pH bajo se produce con la ingesta de alimentos donde predomina la carne, en el ayuno y por la noche. Raras veces tiene causas patológicas, pero puede ser también un síntoma de gota.
El pH (potencial de hidrógeno) de los genitales de la mujer es el sistema de defensa que tiene la vagina para evitar la contaminación externa. Tener una higiene adecuada ayuda a equilibrar el pH vaginal, una barrera protectora del organismo y elemento fundamental para mejorar las relaciones sexuales.
La vagina está situada en un medio agresivo porque está al lado del periné y del recto; la zona es muy fácil de contaminarse.
El pH de la piel vulvo-vaginal de las mujeres varía a lo largo de su vida. En su época reproductiva normal tiene un pH de aproximadamente un 4.5; después, en el momento de la menstruación sube un poco (por eso es un momento en el que deben cuidarse más). Durante el embarazo es cuando se tiene el pH más ácido, entre 4 y 4.5, y es cuando la vagina depende más de ese pH, porque tiene que proteger el embarazo; en cambio, en la menopausia, como desaparecen los estrógenos, el pH sube llegando a 5.5-6.
Es importante que la mujer mantenga su propio pH en cada momento y para conseguirlo, los expertos recomiendan elegir el gel o jabón más adecuado para cada caso y proteger así la vagina de las agresiones externas.
El pH óptimo de la sangre de nuestro cuerpo debe oscilar entre 7,35 y 7,45 . El pH de nuestra sangre debe ser ligeramente alcalino. Sin embargo, como manifiestan muchos especialistas, la realidad es bien diferente: la mayoría de las personas de países desarrollados sufren acidosis (relación directa con nuestra alimentación, hábitos, salud emocional y la contaminación a la que diariamente estamos expuestos). De hecho, un pH de 7 se consideraría neutro o neutral.
Valores por debajo de 7,35 se considera un pH ácido, mientras que valores por encima de 7,45 serían un pH alcalino. Si la alcalinidad llegase a 7,8 moriríamos, de la misma forma que si llega al 7,1 entraríamos en coma y falleceríamos con un pH de 6,9.
Cuándo tenemos el pH de la sangre alto hablamos de alcalosis. Ésta puede ser de dos tipos:
El sudor es fluido y ácido. El valor normal del pH del sudor es 4,5. El sudor está formado por agua, cloruro sódico, urea y ácido úrico. El sudor forma en la piel una capa protectora que nos protege de los agentes patógenos.
El pH de la lágrima normal es de 7,47 durante el día y de 7,30 mientras dormimos por la noche debido a la retención parcial del CO2 eliminado por la superficie ocular.
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