La tiroglobulina es una proteína sintetizada por la glándula tiroidea.
Su función es captar los iones yoduros (iones negativos) indispensables para la elaboración de las hormonas tiroideas.
La tiroglobulina circula en pequeña cantidad por los vasos sanguíneos. Por tanto, los valores de tiroglobulina obtenidos con el análisis sanguíneo permiten determinar si la glándula tiroides funciona correctamente o no.
Este análisis sanguíneo, junto con el análisis de anticuerpos antitiroglobulina también permite efectuar un seguimiento postoperatorio de un paciente al que se haya extirpado un tumor.
El valor normal de tiroglobulina en la sangre se sitúa entre 5 y 25 µg/l en hombres, mujeres y niños.
El nivel de tiroglobulina en la sangre puede disminuir en caso de atireosis congénita -una insuficiencia de la glándula tiroidea- e hipertiroidismo debido al consumo de medicamentos yodados.
Por el contrario, el nivel de tiroglobulina en la sangre puede incrementarse si aumenta el volumen de la tiroides (hiperplasia) o debido a una tiroiditis subaguda (afección inflamatoria de la tiroides).
Asimismo, la enfermedad de Graves-Basedow, consistente en el aumento de volumen de la glándula tiroidea, causa niveles altos de tiroglobulina en la sangre.
En efecto, cuando se padece un cáncer tiroideo, el nivel de tiroglobulina en la sangre aumenta.
Los resultados no constituyen un diagnóstico ya que pueden variar según la técnica utilizada por el laboratorio. El paciente debe consultar a un médico para que le prescriba exámenes complementarios o un posible tratamiento.
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