Numerosos síntomas, algunos menores y comunes a muchas enfermedades, pueden llevar a detectar el cáncer de hígado:
La cirrosis puede evolucionar hasta convertirse en un cáncer de hígado.
La cirrosis es la mayoría de veces la enfermedad a partir de la cual se desarrolla un cáncer de hígado.
En el caso de las personas que padecen enfermedades crónicas del hígado, es necesario realizar una ecografía hepática y un control constante de los niveles de alfafetoproteína, marcador tumoral del hígado y molécula presente en la sangre, para detectar el cáncer y controlar la eficacia del tratamiento.
El escáner y la resonancia magnética son los dos principales exámenes que permiten diagnosticar un cáncer de hígado.
El análisis de alfafetoproteína (AFP). La tasa de AFP puede aumentar pero no sistemáticamente.
El médico podría ordenar un escáner cerebral, una radiografía torácica y una gammagrafía ósea.