El término obesidad define a una persona con sobrepeso debido a una acumulación excesiva de grasa corporal.
Numerosos estudios han demostrado la participación de ciertos genes en la aparición del sobrepeso y la obesidad. Estos genes afectan a la producción hormonal, la modificación de la función de determinadas proteínas y el metabolismo, predisponiendo a una persona a la obesidad.
Sin embargo, la modificación o la alteración de los genes no es la única causa del aumento de peso o de la obesidad, ni su causa principal, ya que los hábitos alimentarios y la educación juegan un papel importante en su desarrollo y agravamiento.
La obesidad está aumentando en los países industrializados. En Estados Unidos, el 30 % de la población es obesa y en Francia el 12 %. Esta epidemia afecta también a los niños, principalmente a aquellos que se encuentran en estratos socioeconómicos desfavorecidos.
Además, la obesidad es un factor de riesgo de patologías como las enfermedades cardiovasculares.
La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública importante debido al impacto que produce en la salud física y psicológica de la persona que la padece.
En general, las personas con obesidad engordan de forma progresiva a lo largo del tiempo.
Se padece sobrepeso u obesidad cuando la ropa queda apretada y se necesita una talla más grande, la báscula muestra que ha habido un aumento de peso, hay exceso de grasa en la cintura o el índice de masa corporal y de la circunferencia de cintura son más altos de lo normal.
La principal manifestación de la obesidad es el aumento de la masa grasa del cuerpo. La definición se basa en un cálculo llamado IMC que determina el índice de masa corporal correspondiente a la división del peso en kilogramos por la altura al cuadrado, expresado en metros.
El índice de masa muscular (IMC) indica el tipo de obesidad. Así, un IMC situado entre 25 y 30 indicaría sobrepeso; entre 30 y 35, obesidad moderada; entre 35 y 40, obesidad severa y por encima de 40, obesidad mórbida.
Es posible determinar el IMC tanto en adultos como en niños. Hay curvas para identificar los valores normales de IMC por sexo y edad.
La medición de la circunferencia de la cintura en los adultos permite diferenciar una obesidad fundamentalmente masculina o androide con predominio del depósito de las grasas en la parte superior del cuerpo -principalmente en el abdomen- de una femenina, conocida como grasa ginoide que se deposita en las nalgas y en los muslos. La obesidad androide provoca más complicaciones.
La obesidad implica complicaciones cardíacas con aumento del riesgo de ateroma (taponamiento de las arterias), hipertensión arterial, enfermedad tromboembólica, insuficiencia cardíaca y elevados niveles de colesterol en sangre y triglicéridos, además de las propias complicaciones de estas patologías.
Las personas obesas tienen dificultad para respirar e incluso insuficiencia respiratoria, así como apneas del sueño, un mayor riesgo de desarrollar diabetes y una mayor susceptibilidad a la artrosis y la osteoartritis (lesiones degenerativas e inflamatorias articulares).
La obesidad también es una causa indirecta de algunos problemas psicológicos y del desarrollo de algunos tipos de cáncer,
La eficacia del tratamiento contra la obesidad dependerá del interés y del entusiasmo del equipo que lo trata y de la cooperación y motivación del paciente obeso. La relación médico-paciente en esta enfermedad es más importante que en otras. Lo primero que hay que tener en cuenta es que es una enfermedad crónica y por tanto no es de rápida resolución.
Se basa en la aplicación combinada de las siguientes medidas:
Reducción de la ingestión de calorías —Es preciso reducir el aporte calórico para convertir el balance energético de positivo a negativo. Existen múltiples tipos de dietas para adelgazar que han demostrado su eficacia pero siempre es necesario consultar con un endocrino para obtener una dieta personalizada.
Aumento del gasto energético —Los pacientes que, además de tener un excesivo aporte calórico, llevan una vida esencialmente sedentaria, deberán practicar ejercicio físico de forma progresiva y constante.
El empleo de fármacos — Mientras que Orlistat inhibe parcialmente la acción de la lipasa pancreática, la sibutramina, a su vez, inhibe la recaptación de serotonina y noradrenalina, incrementando el gasto calórico. Ambos fármacos logran una pérdida moderada de peso. No obstante, deben emplearse simultáneamente con dietas moderadamente hipocalóricas. Bajo ningún concepto debe recomendarse el empleo de píldoras adelgazantes que producen graves complicaciones endocrinológicas, cardiovasculares, electrolíticas y neuropsiquiátricas.
Psicoterapia reglada — Los resultados se obtienen mediante el empleo de técnicas de modificación de conducta, perfectamente estandarizadas, siendo los resultados más satisfactorios en aquellos pacientes menos influenciables y dependientes de sucesos exteriores a ellos en el condicionamiento de su comportamiento alimenticio.
Las operaciones quirúrgicas solo se plantean en casos de obesidad mórbida (obesidad patológica grave).
Las posibilidades abarcan varios enfoques fisiopatológicos diferentes. Se puede actuar en la desconexión del eje hipotálamo-digestivo para lograr una disminución significativa del apetito o bien utilizar técnicas dirigidas a conseguir la disminución del volumen gástrico. El bypass gástrico o la colocación de un balón gástrico son dos de las técnicas más utilizadas para el tratamiento de la obesidad mórbida.
La obesidad se previene mediante la adopción de un estilo de vida saludable para toda la familia.
El factor hereditario predispone a un individuo a sufrir una obesidad cuando otros factores medioambientales están asociados.
Sin embargo, la transmisión genética de la obesidad no está plenamente demostrada. En cambio, la transmisión familiar de un modo de alimentación y de vida está claramente implicada en el inicio de la obesidad. Una dieta equilibrada y no excesiva, junto con la práctica de actividad física regular previene la obesidad en la mayoría de los casos. También es necesario modificar conductas alimentarias anormales en una edad temprana para prevenir todas las formas de obesidad.
Del mismo modo, las personas que no se sienten a gusto consigo mismas y que intentan compensar este vacío con comida necesitarán apoyo psicológico.
La prevención se basa en la pronta detección del sobrepeso, de ahí la necesidad de realizar los gráficos de las curvas de IMC.
En definitiva, para prevenir la obesidad se aconseja seguir un plan saludable de alimentación, prestar atención al tamaño de las raciones, mantenerse activo y dedicar tiempo a la actividad física.
Asimismo, se aconseja pasar menos tiempo delante de las pantallas (televisión, computadoras, DVD y videoconsolas) y aumentar el tiempo dedicado a la actividad física. Los expertos en salud recomiendan dos horas diarias, como máximo, frente a la pantalla, sin contar con el tiempo relacionado con el trabajo o las tareas.
Para prevenir la obesidad es imprescindible estar pendiente del peso, el índice de masa corporal y la circunferencia de cintura.
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