Frecuentemente asociado al reflujo gastroesofágico, la esofagitis se manifiesta por una inflamación de la mucosa del esófago, que puede ser aguda o crónica, ligera o severa.
En el presente artículo explicaremos los principales síntomas, el diagnóstico y el tratamiento de esta patología, que puede tener diferentes causas.
Una esofagitis (aguda o crónica) representa el conjunto de las lesiones inflamatorias de la mucosa del esófago.
Es la mayoría de las veces secundaria al reflujo gastroesofágico, aunque otras causas pueden ser la responsable de esta patología.
Presente en la mayoría de los casos de esofagitis y resulta de la acción corrosiva de los jugos gástricos del reflujo gastroesofágico en la mucosa del esófago.
La esofagitis péptica se manifiesta por los síntomas siguientes:
Se basa en la endoscopia digestiva alta, que permite determinar la importancia y la extensión de las lesiones, según la clasificación de Savary-Miller (ligero, severo y complicado).
Otros exámenes pueden ser contemplados:
Tiene como objetivo aliviar los síntomas (disminuir el reflujo), ayudar a la cicatrización de las lesiones y de prevenir el riesgo de recidiva.
Se basa a la vez en un cambio de hábito dietético y nutricional y en la toma de ciertos medicamentos que acompañan el tratamiento del reflujo gastroesofágico:
La cirugía es propuesta en caso de esofagitis severa, resistente al tratamiento médico y en caso de complicación hemorrágica.
No tratada, una esofagitis puede en ciertos casos evolucionar en estenosis (reducción del conducto esofágico), con diferentes complicaciones posibles como una anemia o una hemorragia digestiva.
En todos los casos, consulte con un médico rápidamente desde la aparición de los síntomas.