Investigadores del INSERM (Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica) de Francia y del CRICM (centro de investigación del instituto del cerebro y de la médula espinal) quisieron saber si una recompensa financiera podía influir sobre el aprendizaje de ciertas tareas como escribir usando un teclado, tricotar o hacer malabarismos.
Mathias Pessiglione, Stefano Palminteri y sus colaboradores publicaron en agosto de 2011 en la revista "Brain" un estudio que consistió en someter a voluntarios a la siguiente prueba: mirar una imagen sobre una pantalla que representaba cinco teclas de un teclado de ordenador con la consigna de pulsar lo más rápidamente posible 3 de ellas de manera simultánea.
Una suma de 10 euros o de 10 céntimos de euros fue propuesta según el protocolo.
Los resultados son elocuentes: las personas que recibieron la suma de 10 euros, como compensación financiera, lo hicieron más rápido que los que recibieron 10 céntimos de euros.
Este estudio muestra que una recompensa financiera mejora el aprendizaje motriz.
Personas de edad, o personas torpees por ejemplo podrían aprender más rápido por ejemplo a usar un ordenador si se les promete una recompensa financiera.