La enfermedad de Ménière es un síntoma crónico del oído interno que se caracteriza por una tríada típica: zumbidos en uno o dos oídos (acúfenos o tinnitus), vértigos y una hipoacusia o disminución de la capacidad auditiva. Estas alteraciones se presentan en episodios de crisis repetitivos.
La enfermedad de Ménière es poco conocida y su diagnóstico a veces tarda años en ser reconocido, situación que retrasa la instauración de un tratamiento. A menudo se diagnostica por exclusión de otras causas de vértigo.
Un diagnóstico adecuado de la enfermedad de Ménière requiere un examen neurológico completo, con pruebas sencillas de conservación del equilibrio en diferentes circunstancias. Es necesario realizar una audiometría (medir la cantidad de sonidos que se pueden oír a través del aire y a través del hueso).
También se practica una resonancia para excluir causas de tipo tumoral, como neurinoma del acústico, y se realiza una tomografía axial computarizada (TAC) para descartar otras enfermedades que pueden provocar vértigos, sordera y acúfenos. De igual forma, se pueden medir los movimientos del ojo con una nistagmografía.
Para realizar las pruebas calóricas que detectan la enfermedad de Ménière es necesario provocar calor o frío en el interior del conducto del oído, por medio de agua o aire, caliente o frío. Estas pruebas comprueban los reflejos oculares por medio del calentamiento y enfriamiento del oído interno.
Las pruebas calóricas provocan un vértigo en el individuo; de esta manera, se puede conocer la sensación que le produce, la duración, el movimiento de los ojos y otros síntomas, como las náuseas.
Durante la realización de las pruebas calóricas, el paciente tiene la misma sensación de vértigo que tiene durante un brote de la enfermedad de Ménière, pero de muchísima menor intensidad. Los resultados anormales de este examen pueden ser un signo de la enfermedad de Ménière.
Las pruebas se deben realizar cuando el paciente no tiene síntomas, es decir, entre crisis. Durante las pruebas se constatan la sordera y los problemas de equilibrio.
Otro tipo de exámenes pueden ayudar en el diagnóstico diferencial de la enfermedad de Ménière con otras causas de vértigo.
Por ejemplo, exámenes como la electrococleografía (ECOG, registro de un episodio electrofisiológico que tiene lugar en la cóclea tras un estímulo acústico), la electronistagmografía (ENG, evalúa los movimientos oculares para ver qué tan bien están funcionando los nervios en el cerebro), videonistagmografía (VNG, busca causas de los mareos) o la resonancia magnética de la cabeza.
Para realizar un diagnóstico diferencial con otras causas de vértigo también se examinan los problemas de las cervicales (como la artrosis muy evolucionada), los trastornos del metabolismo (diabetes, exceso de colesterol, triglicéridos o ácido úrico), la hipertensión arterial, los problemas de la vista y los mareos de origen circulatorio.
En ocasiones, una consulta con el odontólogo (dedicado especialmente a patologías de la articulación temporomandibular) también puede ser de utilidad.
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Enfermedad de Ménière
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Repercusiones psicológicas de la enfermedad de Ménière