El VIH es un retrovirus (familia de virus) al principio del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), responsable del debilitamiento del sistema inmunitario. Este estado vuelve el organismo vulnerable a numerosas infecciones oportunistas.
Los modos de transmisión del VIH:
Una serología del VIH puede ser prescrita por el médico de cabecera para determinar el estado serológico del paciente.
Las prácticas y los comportamientos de riesgos (relaciones sexuales sin protección con diferentes parejas sexuales, intercambio de jeringas entre usuarios de droga mediante inyecciones) también pueden justificar la prescripción de una prueba de VIH.
La prueba también puede ser realizada a petición del paciente, en un centro de salud.
Una persona seropositiva es portadora del VIH, pero todavía no desarrolla la enfermedad.
La prueba del VIH consiste en detectar la presencia de los anticuerpos antiVIH en una muestra de sangre.
La detección se realiza por medio de dos técnicas: ELISA y western blot.
En el caso de un resultado negativo de las 2 pruebas, el sujeto es seronegativo al VIH.
Según la técnica utilizada por los laboratorios, los resultados pueden variar.
Los resultados no constituyen un diagnóstico. Es conveniente consultar a un médico con el fin de prever exámenes complementarios o un eventual tratamiento.