El Síndrome del túnel carpiano corresponde a una compresión del nervio mediano situado en la palma de la mano.
El síndrome del túnel carpiano empieza lentamente e insidiosamente con hormigueos situados en la mano así como una pérdida de la fuerza muscular de la muñeca y de la mano afectada.
El diagnóstico es evocado en el interrogatorio y durante el examen del enfermo. El examen fundamental que permite afirmar el diagnóstico es la electromiografía.
La radiografía de las muñecas y de las manos permite descubrir el rastro un estrechamiento del túnel carpiano de origen óseo pero no es siempre indispensable. También permite detectar otras anomalías.
La electromiografía es el único examen fiable para confirmar el diagnóstico con certeza. Permite medir la velocidad de propagación del influjo nervioso que es disminuida en el síndrome del túnel carpiano. La electromiografía consiste en estimular los músculos de la mano utilizando pequeños electrodos plantados en las regiones musculares correspondientes.
Este examen, de una duración de aproximadamente 20 a 40 minutos, es realizado por un neurólogo en una clínica o centro hospitalario.
La electromiografía permite localizar uno o varios nervios afectados y precisar el mecanismo de esta patología. Los electrodos finos son insertados bajo la piel en el trayecto del nervio mediano.
Un electrodo sirve de emisor y otro de receptor. Después de haber estimulado el nervio con una indolora corriente eléctrica durante un tiempo breve, la reacción de los músculos de la mano aparece según la velocidad de conducción disminuida en relación a lo normal.
La electromiografía permite confirmar el diagnóstico del síndrome del túnel carpiano, localizar el nivel de la compresión y buscar una anomalía en otros nervios del brazo.
La IRM puede ser realizado en las personas más jóvenes que presentan un síndrome del túnel carpiano que aparece de un solo lado, con el fin de buscar una causa pudiendo explicar la compresión del nervio mediano.