Este artículo detalla las principales diferencias entre las pastillas de primera, segunda, tercera y cuarta generación.
En la actualidad se comercializan diferentes generaciones de píldoras. Las pastillas o píldoras de primera, segunda, tercera y cuarta generación se diferencian en su composición. El término "generación" hace referencia a la evolución en la composición de estas píldoras y a su dosificación en estrógenos y progestinas en el tiempo.
Los efectos secundarios y los riesgos para la salud vinculados al consumo de la píldora anticonceptiva varían en función de las diferentes generaciones.
Las píldoras de primera generación, comercializadas a partir de 1960, tienen altas concentraciones de estrógenos. Los efectos secundarios vinculados a su consumo son la hinchazón de las mamas, náuseas, jaquecas y trastornos vasculares. Triella es es nombre de una de las píldoras de primera generación que todavía se comercializa.
Las píldoras de segunda generación se empezaron a comercializar en los años setenta y ochenta. Estas píldoras contienen progestinas (Norgestrel, Levonorgestrel). El cambio de composición permitió reducir ciertos efectos secundarios vinculados a las píldoras de primera generación. Sin embargo, las píldoras de segunda generación como Minidril, Adepal y Trinordiol presentan un mayor riesgo de trombosis venosa.
Las píldoras de tercera generación aparecieron en los años noventa. Estas pastillas contienen tres nuevos derivados sintéticos de la progesterona: el desogestrel, el gestodeno y el norgestimato. Las píldoras de tercera generación se crearon con el objetivo de limitar los efectos adversos que provocaban las píldoras de las generaciones precedentes, como por ejemplo el acné, los dolores mamarios y las náuseas. Varios estudios han demostrado que el consumo de estas píldoras está vinculado a un mayor riesgos de accidentes tromboembólicos con respecto a las píldoras de segunda generación.
Las píldoras de cuarta generación, las últimas en ser comercializadas, contienen un nuevo progestágeno llamado drospirenona. Los efectos secundarios vinculados a su consumo son muy parecidos a los de las píldoras de tercera generación.