Un absceso es una acumulación de pus localizada en una cavidad. Puede ser superficial o profundo. La infección es la causa: la lucha entre los microbios y las células inmunitarias de nuestro organismo provoca la muerte ( o necrosis) de ciertas células que son las que forman el pus.
El absceso está formado por una zona de necrosis purulenta situada en el centro y por una zona de reparación en la periferia. Su presencia se detecta a menudo por los cuatro criterios de enrojecimiento, calor, dolor e hinchazón (o edema); la evacuación del pus es el principal tratamiento que puede completarse con la administración de antibióticos si es necesario.