La pantorrilla está constituida por músculos, tendones, ligamentos, nervios y vasos sanguíneos. Cualquiera de sus partes puede ser la causa de dolor.
El dolor de pantorrilla es una sensación desagradable. En general, la causa más común son los calambres musculares, una contracción involuntaria que aparece durante un esfuerzo físico. También puede tratarse de una lesión muscular con ruptura o desgarro en el ligamento o como una causa de una elongación excesiva.
Otras causas pueden ser la rotura del tendón de Aquiles o problemas de mala circulación (insuficiencia venosa) de varices. En los casos más graves la causa puede ser la formación de un coágulo de sangre en las venas de las extremidades inferiores, también llamada trombosis venosa o flebitis.
Los síntomas de la trombosis venosa profunda o flebitis solo afectan, por lo general, a una pierna y son los siguientes: dolor espontáneo en la pantorrilla, que aumenta con la palpación; dolor provocado al elevar la parte delantera del pie; hinchazón de la pantorrilla; disminución del movimiento de la pantorrilla con respecto a la otra pantorrilla; calor en la zona; enrojecimiento; a veces fiebre.
El médico lleva a cabo la observación física de la pantorrilla para determinar la causa del dolor. Algunos contextos evocan y actúan como factores de riesgo, por ejemplo, un traumatismo reciente, la edad avanzada (adultos mayores), antecedentes de flebitis, inmovilización prolongada o cirugía reciente.
Un análisis de sangre con determinación del dímero D descarta el diagnóstico de flebitis si los resultados son negativos. En caso de duda se recomienda practicar una ecografía doppler para descartar una lesión (trombo) en los miembros inferiores. Si se confirma la presencia de un trombo, también se debe descartar la principal complicación de la flebitis, es decir, la embolia pulmonar.
El tratamiento depende de la causa del dolor en la pantorrilla. En caso de dolor muscular, los analgésicos acompañados por algunas sesiones de fisioterapia pueden indicarse. Si la flebitis es la causa, se recomienda utilizar medias de compresión y hacer un tratamiento con anticoagulantes, cuya duración depende de cada contexto.
Caminar favorece la buena circulación sanguínea de las extremidades inferiores. A veces es necesario elevar las piernas. Las medias de compresión también se utilizan. En caso de riesgo de aparición de flebitis, una terapia anticoagulante puede prescribirse durante algún tiempo.
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