La ausencia define una pérdida transitoria y aislada de la consciencia. Es una forma de crisis generalizada de epilepsia, que también se llama "pequeño mal". Afecta principalmente a los niños de entre dos y diez años. Durante una ausencia, el niño pierde el contacto con su entorno y no responde a los estímulos. No se acompaña de ningún síntoma motor, como es el caso en otras formas de epilepsia generalizada. El niño parece estar ausente, con la mirada perdida y no recuerda los momentos de la crisis. Este tipo de epilepsia generalmente tiene buen pronóstico con los fármacos anti-epilépticos.