Síndrome del niño sacudido

Muchos niños mueren cada año a causa de las bruscas sacudidas cometidas por sus padres o las personas que los cuidan.

Qué es el síndrome del niño zarandeado

Se conoce como síndrome del niño zarandeado, agitado o sacudido (SBS, por sus siglas en inglés). Es un traumatismo cerebral causado cuando una persona sacude de forma violenta a un bebé. El cuello del infante es todavía débil y las sacudidas hacen que el cerebro se mueva demasiado. Esto provoca hinchazón, contusión y hemorragia que pueden causar daños graves y permanentes, incluso la muerte.

Síndrome del niño sacudido: edad

Las lesiones que presenta un bebé sacudido suelen presentarse en niños menores de 2 años de edad, pero pueden detectarse también en niños de hasta 5 años.

Cómo saber si mi bebé tiene el síndrome del bebé sacudido

Se sospecha esta patología cuando un bebé ha sido zarandeado por el papá, la mamá u otra persona. El pequeño presenta las siguientes señales o síntomas: dificultad para respirar, amamantar, tragar o alimentarse; la piel tiene un aspecto pálido o azul; el bebé tiene una irritabilidad extrema o problemas de habla y vocalización; falta de sonrisas; presenta convulsiones, letargo o semiconciencia con somnolencia importante, rigidez o incapacidad para levantar la cabeza.

Síndrome del niño sacudido: tratamiento

El tratamiento de un bebé sacudido es una urgencia médica. Por lo general, incluye medidas de soporte vital como respiración asistida y cirugía para parar la hemorragia interna y la hemorragia cerebral. El diagnóstico suele incluir la práctica de un escáner craneal o una resonancia magnética (RMN) para visualizar las lesiones.

Síndrome del bebé sacudido al lanzarlo al aire

Lanzar al aire a nuestro bebé y dejarlo caer nuevamente en nuestros brazos es un juego muy frecuente entre padres e hijos. Es un juego que para muchos bebés o niños es divertido, mientras que a otros les puede provocar pánico. Sin embargo, este juego —que aparentemente no comporta riesgo— puede representar un gran peligro y llegar a provocar graves secuelas de por vida o incluso la muerte.

El síndrome del niño zarandeado o sacudido es una forma de maltrato físico infantil, que incluye la existencia de un traumatismo intracraneal. Con mucha frecuencia, el daño cerebral producido conduce a un deterioro mental de intensidad variable, que en ocasiones puede llegar a provocar lesiones y secuelas muy importantes en el sistema nervioso central.

Sacudí a mi bebé

El síndrome del niño zarandeado le ocurre, normalmente, al primer hijo. Los padres son inexpertos o están agotados y pierden los estribos con facilidad cuando su bebé llora sin parar. En cuanto a las personas que cometen el maltrato, por orden de frecuencia, son los papás, los compañeros sentimentales de las madres, las personas que cuidan a los niños en sus casas y, por último, las mamás.

La frecuencia real del síndrome en la mayoría de los países occidentales es imprecisa. Se piensa que la tasa anual de incidencia se encuentra entre 11 y 24 casos por cada 100.000 niños menores al año de edad. El 10 % de los bebés muere tras estas sacudidas y el 75 % tiene secuelas. Esta anomalía ocurre más a menudo en bebés menores de un año y hay más casos entre los niños.

Golpes en la cabeza del bebé

Las características de los bebés menores de 6 meses los hacen más frágiles. Es necesario conocerlas.

El cerebro es más pequeño que la caja craneal, por lo que, en caso de movimientos bruscos o sacudidas, el cerebro toca las paredes óseas. El cerebro flota, se aplasta contra las paredes y los vasos sanguíneos se rompen. El peso de la cabeza es proporcionalmente más importante con respecto al cuerpo y los músculos del cuello no permiten que el bebé pueda mantener la cabeza erguida. La cabeza se proyecta fácilmente hacia delante y hacia atrás en las sacudidas.

Síndrome del niño sacudido: síntomas

Las sacudidas bruscas tienen graves repercusiones en el cerebro del bebé y pueden provocar una hemorragia cerebral o un edema producido por los choques recibidos contra la caja craneal. Esta patología suele provocar la aparición de fatiga o somnolencia intensa, vómitos, malestar general, pérdida de conciencia, crisis epilépticas, paros respiratorios o cardiacos, parálisis, pérdida de visión o audición, entre otros.

Cómo prevenir el síndrome del niño sacudido

No zarandear bruscamente al bebé, evitarlo sobre todo si es de corta edad. Esta es la consigna indispensable que hay que saber. Los padres deben aprender a no perder los nervios y a no sacudir a su hijo cuando llora. Al llevarlo en brazos no hacer movimientos de rotación, como los del juego del avión. Cuando un bebé llora, se agita o presenta una rabieta, no hay que sacudirlo para intentar apaciguarlo. No perder los estribos cuando el niño llora: poner al niño en el carrito, llevarlo a casa de algún familiar, amigos o vecinos.

El llanto del bebé es una de las causas más frecuentes del síndrome del niño zarandeado. Los padres no aguantan los llantos de su hijo, pierden la paciencia y lo sacuden para calmarlo.

Síndrome del niño sacudido: ¿maltrato o imprudencia?

Es fácil pensar en maltrato cuando ocurre el síndrome del niño zarandeado. Si es el caso, se descubren otros signos en el examen del bebé: fracturas óseas o equimosis sobre el cuerpo (lesión de la piel con sangre extravasada debajo de ella). Desgraciadamente, esta anomalía también ocurre en casos de imprudencia de los padres, sin que haya maltrato voluntario.

Es muy importante consultar rápidamente al médico si el bebé tiene somnolencia, vomita o presenta malestar después de una sacudida. En caso de lesiones neurológicas debe efectuarse una reanimación urgente.

Foto: © Oksana Kuzmina – 123RF.com

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