La inseminación artificial es la técnica más antigua de ayuda médica a la procreación. Se recomienda cuando los espermatozoides no alcanzan el ovocito o no lo fecundan. Se realiza mediante la introducción del esperma en el útero de la mujer con la ayuda de un pequeño tubo o catéter.
La inseminación artificial es una de las técnicas que se utiliza en la reproducción asistida. Es una serie de técnicas que ayudan cuando las personas no consiguen un embarazo. Después de haber realizado diversos exámenes para buscar las causas de la infertilidad, la pareja puede utilizar la técnica de inseminación artificial.
El esperma se recoge de diferentes maneras: de forma natural, a través de la punción en los testículos del cónyuge o mediante un donante de esperma. Una vez recogido se deposita en el útero de la mujer. Esta técnica se recomienda sobre todo en los trastornos moderados de los espermatozoides, los problemas con el moco cervical de la mujer que impide la migración de los espermatozoides o en casos de infertilidad masculina, en cuyo caso se utiliza esperma de un donante. Es la primera técnica que se utiliza en los casos de infertilidad inexplicable durante 2 años.
Este procedimiento es relativamente sencillo. Consiste en introducir los espermatozoides en el útero de la mujer y controlar la ovulación con medicación hormonal para aumentar la probabilidad de embarazo. Se realiza en la consulta del ginecólogo y no necesita anestesia, ya que solo hay que introducir una cánula de inseminación.
La inseminación artificial consta de cuatro fases: la estimulación de los ovarios, la recolección del semen, el procesamiento del semen en el laboratorio y la inseminación en sí misma.
La estimulación de los ovarios se realiza con pequeñas dosis de hormonas gonadotropinas, aunque la mujer no tenga ningún problema de fertilidad. Así, el ginecólogo controla el ciclo ovárico. A través de una ecografía transvaginal y un análisis de estradiol en la sangre se puede controlar la maduración folicular durante la estimulación y, de esta forma, hacer la inseminación artificial en el momento de la ovulación. Con esto aumentan las posibilidades de que el espermatozoide se encuentre con el óvulo.
Para la recolección del semen se recomienda que el hombre no haya tenido relaciones sexuales ni se haya masturbado durante un periodo previo de 3 a 5 días. La muestra del hombre se obtiene a través de la masturbación.
Una vez obtenida la muestra se procesa en el laboratorio con el objetivo de seleccionar los espermatozoides con más movilidad y morfología para utilizar en la inseminación. Cuando el semen se obtiene de un donante, la muestra se encuentra congelada, por lo que el personal de laboratorio la descongela para hacer la inseminación.
Después se procede a la inseminación propiamente dicha. Unas horas antes de colocar el semen en el útero de la mujer a través de la cánula de inseminación, se le inyecta hormona hCG a la paciente para provocar la ovulación. Así, cuando el ovocito salga del folículo, el semen ya estará esperando.
Dependiendo del procedimiento, se decide cuando inyectar la hormona hCG. En el caso de una inseminación doble o en dos días: se administra la hormona hCG 24 horas antes de depositar el semen y tras 24 horas de esta primera inseminación se realiza una segunda. Esto es, se producen dos inseminaciones, una a las 24 horas de la hCG y otra a las 48 horas de haber puesto esta inyección de hormona.
En caso de inseminación única o en un solo día: se administra la hormona hCG cuando se observa en la ecografía la maduración ovárica, entre las 34 y 36 horas se procede a la deposición de la muestra seminal. Es importante tener en cuenta que se va contra reloj una vez ocurre la ovulación, ya que el óvulo tiene una supervivencia de 24 horas una vez ha salido del ovario. En cambio, los espermatozoides sobreviven en el interior del aparato sexual femenino de 3 a 5 días.
Las probabilidades de quedar embarazada después de una inseminación artificial alcanzan el máximo de 15 % por ciclo. La inseminación multiplica por dos las oportunidades de éxito en parejas hipofértiles. La tasa de éxito de la inseminación artificial disminuye con la edad: es menor al 15 % a los 38 años y apenas del 5 % a los 42 años. La inseminación se puede realizar 36 horas después de la inducción de la ovulación.
Si no se logra ningún embarazo después de 5 o 6 intentos se puede intentar una fecundación in vitro (FIV).
La inseminación intracervical se efectúa a nivel del cuello del útero. La inseminación intrauterina se efectúa en la cavidad uterina. La inseminación se realiza con el esperma del cónyuge, si este es fértil.
El niño es el resultado genético de la pareja, puesto que proviene de un ovocito de la madre y un espermatozoide del padre. La inseminación artificial puede efectuarse con el esperma de un donante anónimo. En estos casos, el niño es el resultado genético de la madre, pero no del padre.
A veces puede existir riesgo de transmisión de enfermedades (como las de transmisión sexual) u otros problemas de la esterilidad masculina. En estos casos, se recomienda el recurso del esperma de un donante.
El costo de la inseminación artificial suele oscilar entre los 600 y 900 euros (698,07 y 1.047,11 dólares) dependiendo de la clínica. Suele incluir todos los pasos que se han descrito en el apartado anterior.
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