Manejo de la arteriopatía crónica obliterante de los miembros inferiores (AOMI). El objetivo de estas recomendaciones es tratar de forma óptima a los pacientes con esta patología. Esta afección conlleva un estrechamiento del calibre de las arterias de los miembros inferiores y la aparición de riesgos cardiovasculares.
Una arteriopatía es una enfermedad de los vasos sanguíneos que provoca un estrechamiento y un endurecimiento de las arterias. Este hecho ocasionará una disminución del flujo de sangre en las arterias que podrá lesionar nervios y otros tejidos. La areteriopatía afecta a las arterias que irrigan las piernas y los pies. También se conoce con otros nombres como vasculopatía periférica, EVP, arteriosclerosis obliterante, bloqueo de las arterias de la pierna, claudicación, claudicación intermitente, enfermedad vaso-oclusiva de las piernas o insuficiencia arterial de las piernas, arteriopatia obstructiva de miembros inferiores u obstrucción arterial de los miembros inferiores.
La aterosclerosis es la principal causa de isquemia en los miembros inferiores en la
gran mayoría de los pacientes que la padecen ya que se considera responsable en un 95% de los casos. Las causas de la ateromatosis no está completamente identificada aunque se sabe que puede agravarse por ciertos factores de riego. Entre estos factores encontramos algunos que son "modificables" como la hipertensión arterial, HTA, la hiperlipemias o exceso de lípidos, el tabaco, la diabetes, la obesidad o el sedentarismo. Entre los factores "no modificables" encontramos el sexo (mas frecuente en hombres) y los factores genéticos (en algunos casos existe una tendencia familiar a padecer esta patología). Existen 4 grados de gravedad, que van del grado I (el mas leve) al grado IV (el mas grave).
El tratamiento dependerá del estadío y se basa en controlar los factores de riesgo modificables, realizar actividad física diaria y continuada, una medicación a base de antiagregantes plaquetarios (como la aspirina o ácido acetilsalicílico, el dipiridamol,
el trifusal, la ticlopidina, las prostaglandinas o los eicosanoides), los medicamentos hemorreológicos que disminuyen la viscosidad de la sangre (como la pentoxifilina y los dextranos) o los anticoagulantes (la heparina en caso de isquemia aguda o grave). Cuando no se obtiene la respuesta deseada con este tratamiento conservador se puede plantear el tratamiento quirúrgico.
Se debe realizar un reconocimiento a todas las personas que presenten un riesgo cardiovascular con una medida del índice de presión sistólica (IPS) y una exámen clínico.
En cuanto al tratamiento no medicamentoso se recomienda una actividad física diaria y una educación terapéutica. En cuanto a los tratamientos medicamentoso se suelen utilizar los antiagregantes plaquetarios, las estatinas y los inhibidores del enzima de conversión de la angiotensina (IECAS). Otras medidas importantes son dejar de fumar, reducción del exceso de peso, mantener un buen equilibrio glicémico (en presencia de un sujeto que además sufra diabetes), la reducción de la dislipidemia (con dieta) mantener una presión arterial baja (con un antihipertensor).
En esta fase de una AOMI la isquemia de esfuerzo se manifiesta "en los miembros inferiores por una claudicación pura sin signos en reposo".
Realizar los mismos tratamientos que para las personas asintomáticas.
Es necesario realizar un chequeo con un eco-doppler de extremidades inferiores, un test de la marcha y una angiografía.
Como tratamiento médico se recomienda caminar, una readaptación vascular y el tratamiento con estatinas. Otros tratamientos que se pueden proponer son la revascularización y la colocación de una endoprótesis iliaca o femoral.
El tratamiento endovascular y cirugía consisten en una revascularización y una angiografía. Como tratamientos medicamentosos, en caso de que sean necesarios como tratamiento complementario de la revascularización, se pueden utilizar analgésicos contra el dolor. También se debe controlar el equilibrio hemodinámico general, el estado ventilatorio y nutricional y es importante prevenir la enfermedad tromboembólica venosa, las escaras y las retracciones. Como tratamiento de fondo se recomiendan las prostaglandinas y los vasodilatadores, los antiagregantes plaquetarios y las antivitaminas K.
Una isquemia aguda es "una alteración brutal de la perfusión microcirculatoria nutricional de un miembro que pone en juego su viabilidad inmediata". Para tratarla se recomienda realizar una desobstrucción urgente. Hay diferentes técnicas: se puede proponer una trombectomía quirúrgica, una trombolisis in situ o una trombo aspiración. Tras la desobstrucción el paciente debe seguir el mismo tratamiento que en el caso de una arteriopatía.
Se recomienda una amputación en los casos siguientes: cuando existen lesiones irreversibles de los tejidos, en caso de una isquemia permanente crónica sin revascularización posible, cuando el paciente no reacciona al tratamiento de forma positiva o cuando está en riesgo el pronóstico vital del paciente.
El nivel de la amputación se determina en función de la extensión de la isquemia, de las posibilidades de cicatrización, de la preservación funcional del miembro afectado, de las posibilidades de prótesis y de las posibilidades de readaptación del paciente.
La AOMI es frecuente en las personas mayores. Se debe buscar de forma sistemática ante un riesgo de escara: se debe realizar un examen clínico del pie y una medida de IPS.
La HAS aconseja realizar sistemáticamente una medida de IPS y una eco-doppler en los diabéticos de más de 40 años, en las personas que sufren diabetes desde hace más de 20 años y en caso de que existan factores de riesgo vascular.
NetDoctor: Arteriopatía de los miembros inferiores: https://www.netdoctor.es/articulo/arteriopatia-de-miembros-inferiores
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Cuadernos de Salud: http://servicios.laverdad.es/servicios/cuadernossalud/pg041106/suscr/nec5.htm