Fases y claves de la excitación sexual masculina.
La respuesta sexual del hombre corresponde a las cuatro fases del coito.
La fase de excitación. Es el momento en el que aumenta el ritmo cardíaco del varón, se le tensan los músculos y el pene se pone en erección, el escroto (bolsa de piel que contiene los testículos) se hincha y los testículos empiezan a ascender. Los pezones se ponen erectos. Aumentan la presión sanguínea y la tensión muscular y nerviosa general.
Durante la fase de meseta se acelera la respiración y los músculos se contraen. El pene está completamente erecto y el glande se oscurece y se levanta. En este instante, el hombre puede eyacular algo de esperma, por eso es fundamental el uso del preservativo.
Fase del orgasmo. Si la penetración es rápida, la respiración más agitada y los músculos rígidos significa que el hombre está a punto de tener un orgasmo.
Después del orgasmo, los hombres necesitan un período refractario para volver al estado de preexcitación conocido como fase de resolución. El ritmo cardiaco y respiratorio, así como la presión sanguínea vuelven a los niveles previos a la excitación. Hay una sensación general de relajación.
Cuando un hombre se excita también se pone nervioso, lo cual le hace sudar y en algunos casos hasta temblar.
Sus reacciones, al igual que las de la mujer, no se limitan únicamente a sus órganos sexuales. De hecho, la excitación se inicia en el cerebro y tanto una experiencia real como una fantasía pueden excitarle. La estimulación visual desempeña una función esencial en el proceso de excitación masculina. Al hombre le excita la ropa y el maquillaje así como ver cuerpos femeninos desnudos o semidesnudos. Las experiencias ya vividas y ciertos objetos relacionados con el sexo también pueden provocarle excitación.
La excitación, los nervios y la agitación del encuentro sexual generan ese temblor tan característico.
En el hombre, la excitación incide directamente sobre sus genitales y provoca una erección.
En ocasiones, para no dar una mala impresión o pasar por un pervertido, se ve obligado a permanecer quieto y pensar en otra cosa para controlar y bajar la erección. Si lo que le excita es la chica que se encuentra junto a él, lo que suele hacer es alejarse de ella o cambiar la conversación para poder controlar sus instintos.
Durante la fase del orgasmo se produce una pérdida del control voluntario muscular y pueden haber espasmos o calambres en los músculos de la cara, las manos y los pies.
Durante la fase de resolución, la tensión neuromuscular también provoca temblores o contracciones involuntarias de grupos de músculos aislados.
Lo cierto es que, al contrario de una mujer, resulta muy fácil saber si un hombre está excitado: basta con mirar ligeramente entre sus piernas.
Sin embargo, en ciertas ocasiones, la ropa que visten impide a una mujer saber si el chico que le gusta está o no excitado.
En este caso, la forma de comportarse con una mujer indicará el grado de excitación del hombre. Así, las señales que envían los hombres cuando están excitados son muchas y muy variadas. Una de las más frecuentes es su forma de hablar, si da la razón constantemente a la mujer o solo dice lo que ella quiere escuchar, es señal de que está excitado o se está excitando. Cuando un hombre susurra palabras al oído palabras significa que está excitado. Su mirada también ofrece mucha información, de modo que muchas mujeres solo necesitan mirar a su pareja a los ojos para saber si está o no excitada. Cuando un hombre tiene las pupilas dilatadas y desnuda a una mujer con la mirada quiere decir que está listo para el sexo.
Cuando un hombre se acerca más a una mujer y busca el contacto físico probablemente también esté excitado.
Además, a los hombres les excita mucho que les mordisqueen suavemente la oreja y les susurren al oído cosas bonitas, les besen el cuello, les toquen los pezones, les abracen con fuerza y les acaricien la espalda, las zonas del cuerpo cercanas al pene, las nalgas y los besos apasionados.
En algunas ocasiones, el pene vibra ligeramente debido a la gran cantidad de sangre que se acumula en este órgano sexual para lograr la erección. Los latidos de un corazón excitado se notan también en el pene.
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