La hipocondría es una afección psicológica o una actitud cuya característica esencial es la preocupación constante y angustiosa por la salud.
La hipocondría es una afección caracterizada por la preocupación y el miedo a padecer una enfermedad o la convicción de tener una enfermedad grave.
La persona hipocondríaca interpreta personalmente cualquier sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo como un indicio de enfermedad.
Los signos corporales que pueden hacer creer que se está enfermo son, por ejemplo, los lunares, pequeñas heridas, tos, latidos del corazón, movimientos involuntarios o sensaciones físicas no muy claras.
Cuando el médico descarta la enfermedad, el hipocondríaco se tranquiliza momentáneamente pero su preocupación regresa al cabo de un tiempo.
La interpretación catastrófica de los signos corporales conduce a la hipocondría. Sin embargo, se desconoce la razón por las cual se empieza a interpretar de forma catastrófica cualquier signo corporal.
En cambio, se sabe que este trastorno suele afectar a toda la familia y durante las reuniones familiares solo se habla de enfermedades, se comenta constantemente si se está bien o mal y se vive con muchísima angustia cualquier signo de enfermedad en alguno de los hijos. De esta forma, los miembros de la familia aprenden a interpretar de forma catastrófica cualquier signo corporal y lo asocian con angustia, miedo o ansiedad.
La hipocondría también puede desencadenarse con una afección que se haya padecido previamente, especialmente si ha sido muy dolorosa. Es posible que el paciente asocie la enfermedad con una experiencia traumática y se invente los síntomas para no bajar la guardia.
Las personas hipocondríacas tienen un miedo desmedido a la muerte, al dolor, al sufrimiento, a la debilidad y a depender de otros.
Esta afección suele aparecer en la edad adulta, entre los 30 y los 50 años, aunque también pueden padecerla niños, atemorizados por los miedos de sus progenitores.
Las personas hipocondríacas son personas depresivas e inseguras de sí mismas. El hipocondríaco utiliza la excusa de estar enfermo para llamar la atención de los demás. Además, este problema mental se intensifica cuando la vida de la persona gira en torno a esos males que cree padecer.
El paciente hipocondríaco se siente incomprendido porque nadie es capaz de detectar su enfermedad. Como necesita que encuentren el mal que padecen para poder curarlo, además de angustiarse, se deprime creyendo que lo que le pasa no tiene solución.
El hipocondríaco sufre mucho, se cree enfermo porque padece sensaciones que él interpreta como indicios de enfermedad, pero los demás le dicen que no tiene nada y que "todo es psicológico". Cuando a un hipocondríaco se le dice que su mal es psicológico, en realidad, se le esta diciendo que todo lo que siente es "irreal". Sin embargo, las sensaciones que padece el hipocondríaco son totalmente reales.
Los procesos psicológicos tienen una realidad total en el cuerpo. El dolor, la angustia y las enfermedades psicosomáticas son completamente reales, aunque los procesos que las desencadenan sean psicológicos y no se deban a una enfermedad física.
Muchas personas hipocondríacas evitan las consultas médicas porque prefieren quedarse con una duda que les llena de angustia y ansiedad a enfrentar la posibilidad de una enfermedad real.
En cambio, aquellos que van al médico, lo suelen hacer de forma repetitiva porque cuando el profesional de la salud les anuncia que no están enfermos sienten un alivio momentáneo. Cuando el alivio desaparece y la duda se instala de nuevo, necesitan volver a consultar a un médico.
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