La ascitis es una acumulación anormal de líquido en el abdomen y, más precisamente, en la cavidad peritoneal, es decir, entre las dos capas del peritoneo, el revestimiento del tejido abdominal. El origen de estos líquidos se debe, en la mayoría de los casos (aproximadamente un 80 %), a una cirrosis hepática (una enfermedad del hígado). Puede ser causada, en raras ocasiones, incluso por un cáncer de hígado o estómago, daño hepático, pancreatitis, insuficiencia cardíaca o renal avanzada.
La ascitis es indolora y no se diagnostica hasta que se acumula un gran volumen de líquido. Las principales causas de ascitis se deben a enfermedades del hígado como cirrosis, cáncer del peritoneo o del sistema digestivo. Una retirada del líquido se realiza a menudo para el análisis y recopilación de información sobre su origen. La presencia de células tumorales señala causas cancerígenas (cáncer de hígado, de estómago o de ovario) para diagnosticar y tratar.
La ascitis es una complicación común en presencia de cirrosis, que provoca una infección del líquido peritoneal. Los signos clínicos de la ascitis son el abdomen distendido, hernia inguinal o hernia umbilical. El tratamiento consiste en retirar el líquido, reposo total y la ingesta de fármacos diuréticos.
Aunque la ascitis es indolora, provoca un aumento del volumen del abdomen, un aumento de peso y una sensación de pesadez propia de la acumulación de líquido. También se puede manifestar un edema en las extremidades inferiores y derrame pleural (líquido entre las dos capas de la pleura, la membrana que recubre los pulmones).
El diagnóstico de la ascitis no es fácil si la etapa de la enfermedad resulta en pequeñas cantidades. Bajo prescripción médica, un ultrasonido o resonancia magnética pueden aclarar la presencia o ausencia de ascitis. Cuando la ascitis llega a los 2 litros, por el contrario, es visible y fácilmente identificable ya que el estómago se distiende por el líquido. En este caso, el médico da un pulso en el estómago y el hígado y estos rebotan contra su mano como un cubito de hielo en un vaso de agua. Al mismo tiempo, se puede realizar una biopsia del líquido (punción exploratoria) para definir, como ya se mencionó anteriormente, el origen.
El tratamiento de la ascitis corresponde con el procesamiento de su causa. Una punción evacuativa permite que el líquido escape, mientras que una terapia intravenosa permite, si es necesario, compensar la falta de proteínas, agua y minerales a menudo asociados con la ascitis. Se recomienda reposo en cama. Por último, si la ascitis se debe a una cirrosis, el tratamiento consiste en una dieta baja en sal y la prescripción de diuréticos. Incluso la pérdida de peso debe controlarse y no debe exceder los 500 g por día.
La punción abdominal de la ascitis es una técnica quirúrgica para la evacuación del líquido acumulado. Hecha en el hospital, dura unas pocas horas y se prevé la introducción en el abdomen de una aguja conectada a un tubo, a través del cual se descarga el líquido. Esta técnica ayuda a prevenir los trastornos generalizados de infección o del corazón.
Para evitar la ascitis, es bueno evitar los factores de riesgo que son responsables de esta acumulación de líquido. Así, evitar el abuso de alcohol, que es la fuente de muchos tipos de cirrosis. El consumo de antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, en particular) debe limitarse en pacientes con cirrosis ya que favorece a la ascitis.
Foto: © Antonio Gravante – Shutterstock.com