Un nervio simpático o ortosimpático es aquel que pertenece al sistema nervioso simpático. El sistema nervioso simpático en sí pertenece al sistema nervioso llamado autónomo o vegetativo en el que las fibras nerviosas inervan esencialmente los órganos de la cavidad torácica y abdominal y, de esta forma, regulan su actividad de forma automática.
El sistema nervioso simpático actúa a través de dos mediadores químicos, la adrenalina y la noradrenalina que en función de los receptores sobre los que actúan permiten un aumento o una disminución de la intensidad de las funciones controladas, sobretodo la constricción o dilatación de los los vasos sanguíneos, la aceleración del ritmo cardíaco y la relajación de ciertos músculos automáticos.
Los nervios simpáticos se solicitan con frecuencia en caso sufrir una agresión el organismo, especialmente para adaptarse a las consecuencias sistémicas mediante el aumento de la presión arterial, la fuerza de contracción del corazón y favorececiendo el suministro de sangre a los órganos vitales como el corazón y el cerebro.