La arteritis temporal es una arteritis de células gigantes.
Este tipo de enfermedades está caracterizado por la afectación de arterias de gran y mediano calibre y por la formación de acúmulos de células inflamatorias en los vasos lesionados que se denominan granulomas.
Afecta en mayor medida a mujeres por encima de los 70 años.
Su origen en desconocido y los principales síntomas son la fiebre, la cefalea y la pérdida de visión.
Afecta principalmente a una o varias ramas de las arterias carótidas, en particular, y como su nombre indica, a las arterias temporales.
Es una enfermedad sistémica que puede afectar a otros niveles
Se asocia con frecuencia con la polimialgia reumática, ya que aparece en más de la mitad de los pacientes con esta enfermedad.
¿A quién suele afectar?
Afecta cada año a 6 de cada 100.000 españoles.
Principalmente son pacientes por encima de los 50 años de edad, alcanzando su máxima incidencia en los mayores de 70 años y afecta a las mujeres en una proporción al menos doble que a los varones.
¿Cuáles son las causas?
Como en el resto de las vasculitis las causas son desconocidas.
Parece existir cierta predisposición familiar por lo que probablemente exista una predisposición genética a padecer esta enfermedad.
Síntomas
Como todas las enfermedades sistémicas pueden cursar con síntomas generales como astenia, anorexia, fiebre y pérdida de peso.
La cefalea es el síntoma más frecuente
Se pueden palpar unas arterias temporales duras y engrosadas.
Acompañando al dolor de cabeza no es rara la presencia de dolores atípicos a nivel facial, occipital y/o cervical, así como la claudicación de la mandíbula.
La neuritis óptica
El síntoma más grave de la arteritis de células gigantes es la pérdida de visión, que se produce por la afectación de las arterias que irrigan el nervio óptico (neuritis óptica).
Por la afectación vascular de otras localizaciones puede aparecer cardiopatía isquémica, accidentes vasculares cerebrales, claudicación intermitente, aneurismas aórticos...
La polimialgia reumática, clínicamente caracterizada por dolor a la movilización de los hombros y de las caderas aparece aproximadamente en la mitad de los pacientes con esta enfermedad.
Diagnóstico: criterios clínicos que apoyan el diagnóstico de esta enfermedad
Edad superior a 55 años.
Mejoría clínica evidente en las primeras 48 horas de tratamiento con glucocorticoides.
El diagnóstico clínico precisa el cumplimiento de los tres primeros criterios y al menos otros tres de los criterios restantes exceptuando el cuarto, ya que es el que hace referencia a la histología.
Análisis de sangre
Es muy característico el aumento importante de la velocidad de sedimentación que con frecuencia alcanza valores superiores a 100 mm en la 1ª hora, y que se acompaña de anemia.
Tratamiento
Los glucocorticoides constituyen el tratamiento de elección en esta enfermedad.
Provocan una rápida y notable mejoría clínica además de ser capaces de disminuir el riesgo de complicaciones vasculares.
La duración del tratamiento es prolongada, debiendo mantenerse el mismo un mínimo de uno o dos años.
Pronóstico
En la mayoría de los pacientes el pronóstico es bueno y la remisión de los síntomas es la evolución habitual.
Sin embargo, un mínimo porcentaje de pacientes, a pesar del tratamiento, puede presentar complicaciones vasculares.
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