Es una infección renal que puede ser aguda o crónica. Las glomerulonefritis agudas se deben, fundamentalmente, al estreptococo (en una fase posterior a una infección amigdalar o anginas provocada por esta bacteria). Las glomerulonefritis crónicas, en cambio, pueden ser primitivas (sin causa conocida) o secundarias a diversas patologías (diabetes, paludismo, toxicomanía, lupus eritematoso,...). Las glomerulonefritis provocan edemas y alteraciones urinarias seguidas de una hipertensión arterial. En la forma crónica más severa provoca derrame pleural, ascitis y, al final, una insuficiencia renal irreversible.