El selenio es un oligoelemento esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Existen algunas precauciones que deben tomarse para no exceder su consumo. El cuerpo, de hecho, no es capaz de sintetizarlo, por lo tanto, la ingesta de selenio se lleva a cabo exclusivamente a través de la alimentación y, si es necesario, a través de la ingesta de complementos alimenticios.
El selenio posee un efecto antioxidante, su papel es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmune y la glándula tiroides. También participa en la disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular y tiene un efecto regulador del sebo en el cuero cabelludo. Contrariamente a la creencia popular, ningún estudio científico ha sido capaz de demostrar que el selenio reduzca el riesgo de cáncer.
Muy pocas personas son alérgicas al selenio.
La ingesta recomendada de nutrientes de selenio es de entre 20 y 50 microgramos hasta los 16 años de edad, 55 microgramos para los adultos y 70 microgramos para las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Una sobredosis de selenio puede causar intoxicación, náuseas, pérdida de cabello y cansancio. Se recomienda el uso de suplementos de selenio, excepto en presencia de la enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa.
Algunas carnes y pescados son ricos en este elemento. En cuanto a la carne, se encuentra en el hígado, riñones, rebanadas de pavo, cerdo asado o jamón. En cuanto a los pescados, son ricos en selenio el atún, salmón, arenque, caballa y, especialmente, mariscos como las ostras. En cuanto a las legumbres, son ricas en selenio los frijoles (judías), lentejas, pimiento rojo, ajo y brócoli. Finalmente, se puede encontrar el selenio también en algunos tipos de quesos, como Emmental, Roquefort, Camembert y feta. Los alimentos útiles para tomar la ingesta diaria recomendada en una sola porción son los anacardos.
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