La tiroiditis es una inflamación de la glándula tiroides. Se debe prestar atención ya que puede provocar la destrucción de la glándula tiroides y, por lo tanto, la desaparición de las hormonas tiroideas (cuyas funciones son numerosas) en el cuerpo.
La mayoría de las veces, la tiroiditis se debe a la producción de anticuerpos contra los propios tejidos en el contexto de la tiroiditis autoinmune, pero también puede ser de origen infeccioso o parasitario. Existen diferentes tipos de tiroiditis como tiroiditis autoinmune, ocasionada por la destrucción de las células tiroideas por células propias del organismo, entre ellas encontramos la tiroiditis de Hashimoto y la tiroiditis atrófica. También está la tiroiditis subaguda de De Quervain, que se supone de origen viral o parasitario, y la enfermedad de Chagas, causada por el parásito Trypanosoma.
En general, la tiroiditis se manifiesta por un incremento en el volumen de la tiroides, que tiene una forma característica de bocio, un tipo de protuberancia en la base del cuello. El bocio puede ser el responsable de los síntomas por compresión de los órganos vecinos, causando dificultades respiratorias, dificultad para alimentarse o degluir. Además, dependiendo de la acción generada por la glándula tiroides, los síntomas pueden ser los de hipertiroidismo o hipotiroidismo. En su mayoría, los síntomas son los de una deficiencia de las hormonas tiroideas, incluyendo aumento de peso, estreñimiento, calambres musculares, intolerancia al frío y bradicardia, entre otros. En el caso de la tiroiditis de Quervain o en las primeras etapas de la mayoría de las tiroiditis autoinmunes, pueden manifestarse los signos de hipertiroidismo.
En caso de sospecha de tiroiditis, la dosificación de la TSH, hormona estimulante de la secreción de las hormonas tiroideas por la glándula tiroides, permite definir una etapa de hiper o hipofunción de la tiroides. Después, se realiza un ultrasonido del bocio y análisis de sangre para buscar marcadores de inflamación o anticuerpos específicos de la tiroiditis autoinmune. Esto, a menudo, es necesario para confirmar el diagnóstico.
Para la tiroiditis de origen infeccioso, el tratamiento específico es a base del germen o parásito implicado. En los casos de hipotiroidismo importante, es necesario un tratamiento que sustituya la hormona tiroidea que no funciona de la glándula. No existe una prevención especial para la tiroiditis.
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