Sufrir las consecuencias de una intoxicación alimentaria es una situación que viven, al menos una vez en la vida, muchas personas. A continuación, conoce los síntomas y el tratamiento de esta enfermedad, así como consejos para evitar ser víctima.
La intoxicación alimentaria (o toxi-infección alimentaria) es una infección del aparato digestivo, a menudo recurrente. Debido a la ingesta de alimentos o agua que contienen bacterias o toxinas; parásitos, especialmente en agua, frutas y verduras; virus presentes en los productos agrícolas y mariscos; venenos; y metales pesados (plomo y mercurio, en particular). Los alimentos más involucrados en la intoxicación alimentaria son los huevos, lechuga, carnes, pescados y mariscos.
La intoxicación alimentaria se produce, normalmente, dentro de las 24 horas siguientes a la ingesta de los alimentos responsables. Sobre todo, se trata de un dolor de estómago, diarrea, vómitos, fiebre y, a veces, dolor de cabeza y fatiga generalizada, que pueden durar desde unos pocos días a una semana. La intoxicación alimentaria rara vez afecta a un solo individuo, ya que es responsable de los síntomas similares que se producen en un corto período de tiempo entre las personas que han compartido la misma comida.
El diagnóstico de intoxicación alimentaria es relativamente sencillo, ya que los signos clínicos suelen ser esclarecedores. En caso de duda, se puede proceder al análisis, a menudo con un coprocultivo, es decir, un análisis de materia fecal que ayuda a identificar el germen en cuestión, o incluso un análisis de sangre. Sin embargo, no siempre es posible rastrear el alimento responsable de la intoxicación alimentaria, ya que puede deberse a la ingestión de sustancias tóxicas como nitratos, identificable solo a través de pruebas exhaustivas.
Dependiendo del grado de intoxicación, es suficiente una rehidratación del cuerpo o, en casos más severos, es necesario optar por un tratamiento médico. En el primer caso, se trata de limitar los efectos de la diarrea y el vómito, y esperar a que la curación ocurra de manera espontánea en la próximas 48 horas. En el segundo caso, en cambio, se prescriben medicamentos antiespasmódicos para favorecer el tránsito lento, anti-infecciosos e incluso antibióticos entre los paciente más frágiles. En caso de intoxicación alimentaria severa causada por microbios, especialmente si afecta a personas vulnerables, como niños, ancianos o inmunocomprometidos, se podría necesitar la hospitalización. En algunos casos, se recomienda declarar a la agencia regional de salud para la búsqueda del alimento responsable y la detección de una anomalía en la higiene.
Prevenir la intoxicación alimentaria consiste en prestar atención a los alimentos que se consumen, sobre todo en huevos frescos o mariscos, así como en la cocción de la carne. En general, es importante respetar las normas de higiene, la preparación y el consumo de alimentos, tanto para los operadores industriales como los privados. Hay que prestar atención a la fecha de caducidad indicada en los empaques y evitar volver a congelar los alimentos previamente descongelados. Lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de haber estado en contacto con objetos contaminados, es importante para evitar este tipo de problemas.
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