Sanitaria y, posteriormente, económica, la crisis de las vacas locas se declaró en 1996, cuando los científicos descubrieron la posibilidad de transmisión al ser humano de la encefalopatía espongiforme bovina. En aquel momento varios países, particularmente Gran Bretaña, sufrieron una epidemia de EEB, una infección del sistema degenerativa del sistema nervioso de los bovinos, que se manifestaba sobretodo por temblores, causada por un prion. Esto provocó una gran disminución en el consumo de carne de vacuno. Se tomaron diversas medidas como es el sacrificio sistemático de los rebaños y la prohibición de las harinas animales que permitieron erradicar la epidemia.