El análisis de heces es una prueba que se utiliza para el diagnóstico de las patologías del aparato digestivo principalmente. Se recoge una pequeña cantidad de heces para después analizarlas en el laboratorio.
Se observa su consistencia, su densidad, el color y el olor de las heces.
Se estudian los diversos componentes que forman las heces. En condiciones normales las heces están formadas por un 70% de agua. El 30% restante son grasas, proteínas, bacterias y fibras, que no se pueden digerir.
Sirve para medir la cantidad de grasa en heces. Es más exacta que el estudio bioquímico. Se necesitan recoger varias muestras de heces.
Se estudia, principalmente, la presencia de enzimas pancreáticos fundamentales para realizar la digestión.
Se estudia la presencia de pequeñas cantidades de sangre mezclada con las heces. Actualmente esta prueba está recomendada en las personas mayores de 50 años para diagnosticar de forma precoz el cáncer de colon (aunque para el diagnóstico precoz de este tipo de cáncer la prueba más efectiva es la colonoscopia). Se debe realizar una vez al año. También servir para detectar tumores desconocidos. En algunos países venden tiras de papel reactivas en las farmacias.
Esta prueba consiste en diluir las heces y observarlas directamente al microscopio. Permite detectar parásitos y sus huevos, y otros elementos más grandes.
Consiste en realizar un cultivo de las heces para aislar gérmenes. Es igual que lo que se puede practicar también en la sangre (hemocultivo) o en la orina (urocultivo).