Las heces que flotan casi siempre se deben a una absorción deficiente de nutrientes (malabsorción) o a demasiados gases (flatulencia). La mayoría de las causas de las heces flotantes no son de importancia y desaparecen sin tratamiento. Las heces flotantes por sí mismas no son un signo de una enfermedad ni otro problema de salud.
La mayoría de las veces están relacionadas con la alimentación. Un cambio en la alimentación puede causar un aumento en el gas, lo cual permite que las heces floten. También pueden aparecer en caso de una infección gastrointestinal.
Las heces flotantes y grasosas que tienen mal olor pueden deberse a un síndrome de malabsorción (la malabsorción significa que el cuerpo no está absorbiendo los nutrientes de forma correcta). En este caso pueden ir acompañadas de una pérdida de peso.
Las infecciones bacterianas del tracto gastrointestinal, que provoca la inflamación del intestino, también pueden provocar la excreción de heces flotantes (por ejemplo, el síndrome de intestino irritable). También procesos inflamatorios intestinales como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
La mayoría de las heces flotantes no son causadas por un aumento en el contenido de grasa de las heces. Sin embargo, en algunas afecciones, como la pancreatitis crónica, sí que puede aumentar el contenido de grasa. Cuando las heces flotantes se acompañan de otros cambios en su color y apariencia, es sin duda un motivo de preocupación y requiere una visita al médico para diagnosticar la causa subyacente. Mientras las deposiciones tengan un aspecto normal no debe ser un motivo de preocupación y es algo totalmente normal.
Puede ser necesario realizar un examen de las heces o examen coprológico y se pueden hacer, también, análisis de sangre. Sin embargo, en la mayoría de los casos, estos exámenes no serán necesarios.