El test del hidrógeno espirado es un test respiratorio que se utiliza en el diagnóstico cuando se sospecha una infección a nivel del tubo digestivo. De entrada el paciente debe ingerir una cierta cantidad de azúcares (ej. fructosa, lactosa) y después debe soplar en un aparato para permitir al médico analizar la composición del aire espirado. Una cantidad anormal de hidrógeno espirado indica una infección bacteriana del tubo digestivo. También es posible afinar la búsqueda para determinar el tipo de bacteria responsable realizando, por ejemplo, el test respiratorio a la ureasa. Este último permite detectar la presencia del Helicobacter pylori responsable, entre otras, de las úlceras gástricas.