Helicobacter pylori es una bacteria que se aloja en el estómago y puede provocar gastritis, así como úlcera y cáncer. Esta bacteria está presente en entre el 20 y el 50 % de los adultos, aunque normalmente su infección no presenta ningún síntoma.
La gastritis es una dolencia causada por la acción de los ácidos gástricos que irritan la pared del estómago hasta causar heridas. Hay varios factores que pueden contribuir a la aparición de esta enfermedad, entre ellos la presencia de Helicobacter pylori. Esta bacteria destruye parcialmente la mucosa estomacal que protege al estómago de los ácidos gástricos, haciendo que el individuo tenga más probabilidades de desarrollar esta dolencia.
Los especialistas señalan que hay personas que, aunque poseen la bacteria, siguen una dieta equilibrada que hace que sus estómagos sean más resistentes a este tipo de problemas y no desarrollen gastritis.
La presencia de Helicobacter pylori en el organismo no es la única causa de gastritis. Existen muchos casos de pacientes que desarrollan esta enfermedad sin estar infectados. Entre las causas más habituales de la gastritis, destacan el estrés, el uso de antiinflamatorios, el consumo de alcohol, el tabaquismo e incluso la exposición a largos periodos de ayuno.
La gastritis no tratada puede llevar a casos más graves, como la aparición de úlceras (destrucción completa de la mucosa del estómago) o cáncer. Además de aumentar las probabilidades de sufrir cáncer derivado de gastritis crónicas, el Helicobacter pylori también tiene una relación directa con un tipo específico de tumor: el linfoma de estómago. Con frecuencia, los especialistas tratan este cáncer a base de antibióticos que combaten la bacteria, y muchas veces no es necesario realizar una intervención quirúrgica.
En la mayoría de los casos, la infección por Helicobacter pylori es asintomática, es decir, no da señales de que existan problemas. Cuando aparecen las complicaciones, los síntomas son similares a los de la gastritis o la úlcera estomacal.
Por tanto, se recomienda acudir al médico en cuanto aparecen las primeras señales de gastritis, como son el ardor y dolor de estómago -que puede mejorar cuando el individuo permanece sin comer por un largo periodo, o empeorar tras el consumo de alcohol y ciertos alimentos condimentados-.
También se recomienda prestar atención a otros síntomas, como el malestar frecuente durante la ingesta de alimentos, o la sensación de tener el estómago lleno nada más comenzar a comer.
Hay varias formas de identificar la presencia de Helicobacter pylori en el organismo. La principal consiste en realizar una endoscopia con biopsia, que consiste en extraer una pequeña muestra de mucosa para realizar un análisis a través del microscopio en busca de fragmentos de la bacteria.
Otra opción es realizar la prueba de ureasa, que consiste en colocar el material extraído en un reactivo (ureasa) que cambia de color cuando la bacteria Helicobacter pylori está presente.
También es posible realizar el diagnóstico a través de un test respiratorio, un procedimiento más sencillo. Para llevar a cabo el examen, el paciente debe soplar en un sensor que capta la presencia de esta bacteria. Los exámenes de sangre y heces también están entre las opciones.
A pesar de ser un método más invasivo, la endoscopia es la opción más indicada para establecer un diagnóstico preciso, ya que este procedimiento también ayuda a verificar el nivel de gravedad de la lesión, y permite saber si se trata de una gastritis, úlcera o cáncer.
El tratamiento estándar es realizado a partir de una combinación de dos antibióticos, la amoxicilina y la claritromicina, así como un inhibidor de la secreción de ácidos gástricos, como el omeprazol. El tratamiento es eficaz en aproximadamente el 90 % de los casos. También pueden ser prescritos otros antibióticos cuando la bacteria muestra resistencia a los primeros.
Todavía no existe una certeza absoluta sobre cómo se transmite el Helicobacter pylori. Algunos estudios apuntan a que la transmisión se produce en el contacto entre persona y persona en gestos rutinarios, como compartir un vaso. También existen evidencias de su transmisión a través de agua y alimentos contaminados.
Para quienes ya presentan cuadros de gastritis, los especialistas aconsejan acudir al médico, así como evitar permanecer demasiado tiempo en ayunas (es ideal alimentarse cada tres o cuatro horas), beber mucho líquido, y evitar comidas condimentadas y especiadas, refrescos y bebidas alcohólicas.
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