La tasa de alcohol en la sangre representa la alcoholemia, que aumenta en función de la cantidad de alcohol abdorbido por una persona. Por cada vaso de alcohol consumido aumenta la tasa de alcohol en sangre y provoca en la persona un estado de embriaguez más o menos pronunciado. La bajada de la tasa de alcohol en sangre se hace de forma natural con el paso del tiempo. Ningún otro factor puede hacer bajar la tasa de alcoholemia (ni el frío, ni el esfuerzo físico). La alcoholemia puede retrasarse por la alimentación pero, sin embargo, el hecho de comer no puede impedir que aumente su tasa.