Actualmente, una centena de pacientes en el mundo tiene una retina artificial o una prótesis retiniana. ¿Cómo funciona este dispositivo? ¿A quién está destinado y cuáles son los resultados esperados?
La retina artificial, también llamada prótesis retiniana u ojo biónico es un dispositivo que permite recuperar parcialmente la vista en respuesta a una afección grave de la retina, como la retinosis pigmentaria. También debería ser utilizada para tratar la degeneración macular asociada con la edad (DMAE).
Según la Alta Autoridad de Salud de Francia (HAS), la implantación de una prótesis retiniana es indicada en las personas de más de 25 años de edad, que sufren de degeneración retiniana externa severa a profunda, teniendo una agudeza visual limitada. La retina también debe poder responder a una estimulación eléctrica.
El dispositivo de prótesis retiniana consta de varios elementos: un implante retiniano provisto de un haz de electrodos (60 para la prótesis Argus II), una unidad de tratamiento de vídeo y un par de gafas dotadas de una cámara miniatura y de una antena externa. La cámara transmite las imágenes a la unidad de tratamiento que convierte las señales luminosas en señales eléctricas y las comunica al implante retiniano.
Los electrodos implantados a nivel de la retina rodean las células dañadas y estimulan las últimas células vivas de la retina. La señal es transmitida al cerebro vía el nervio óptico y le permite al paciente recibir informaciones en forma de patrones de luz que debe aprender a reinterpretar.
Las funciones de la retina artificial son compensar la discapacidad visual y restaurar parcialmente la función visual. Estimulando las células vivas de la retina, la prótesis actúa como sustituto de las células dañadas. Este dispositivo debe permitir leer caracteres grandes, reconocer objetos y desplazarse en un entorno limitado.
La colocación del implante retiniano necesita una intervención quirúrgica.
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