El dolor de oído es un dolor agudo y sordo en uno o en ambos oídos.
El oído se divide en tres partes. La primera de ellas es el oído interno (oreja y conducto auditivo hasta la membrana del tímpano). El oído medio, donde se encuentra la caja timpánica y el oído interno, donde están ubicados los receptores nerviosos del oído.
Las causas de este dolor transitorio o constante son muy diversas, por ejemplo, puede ser el resultado de la acumulación de líquido en el oído medio y por la presión que este ejerce sobre el tímpano y otras estructuras próximas.
Además, la inflamación de una de las partes del oído interno se llama otitis.
Depende de la causa que lo provoque que puede ir desde una acumulación cera hasta una gran infección que puede llegar incluso a romper el tímpano. El dolor leve puede ser aliviado con analgésicos y antiinflamatorios que se pueden adquirir sin receta de médica, como paracetamol o ibuprofeno, junto a la limpieza de la oreja y oído externo. En caso de dolor fuerte, supuración, fiebre y otros síntomas graves, será necesario acudir al médico para que pueda determinar la causa y establecer el mejor tratamiento antes de que la situación empeore.
Para prevenir la aparición de este molesto dolor, el otorrinolaringólogo aconseja no fumar.
También se debe evitar la entrada de agua en el oído o utilizar tapones si se debe permanecer mucho tiempo dentro del agua.
Asimismo, en caso de padecer una infección nasal, se recomienda mantener los conductos limpios con instilaciones de agua de mar o suero fisiológico para evitar que la infección se extienda al oído.
Por último, en lugar de utilizar los tradicionales bastoncillos que, además de lastimar el oído, empujan la cera hacia adentro, el oído deberá limpiarse con sprays o irrigadores para eliminar los restos de cerumen. También se desaconseja rascarse o introducir el dedo y otros elementos en el oído para aliviar el picor porque podrían agravarla infección.
Las compresas de agua caliente alivian el dolor de oídos. Basta con colocarlas sobre el oído durante unos cinco minutos y después renovarlas por otras calientes.
El ajo tiene propiedades antibacterianas que pueden ayudar a eliminar posibles infecciones en el oído. Para beneficiarse de sus propiedades, es necesario pelar un diente de ajo, exprimirlo y molerlo hasta obtener su jugo que deberá aplicarse a la entrada del oído pero sin introducirlo hasta el interior. A este jugo se le puede añadir un par de gotas de aceite de oliva a modo de lubricante y para calmar la picazón o la sequedad.
Masticar chicle contribuye a la ventilación y drenaje de la trompa de Eustaquio. Además, el movimiento de mandíbula al masticar alivia la presión que se pueda llegar a tener a causa de una infección de oído.
La cebolla tiene propiedades antibacterianas y antisépticas que pueden ayudar a tratar el dolor de oído. Trocea y pica una cebolla fresca, envuélvela en un pañuelo limpio. Pon este envoltorio sobre tu oreja, déjalo actuar durante cinco minutos y repite el proceso varias veces al día.
El reiki, una técnica japonesa, utilizada originalmente para reducir el estrés, puede ayudar a aliviar el dolor de oído. Uno de estos ejercicios consiste en colocar el dedo corazón en la entrada del canal auditivo, el dedo índice enfrente del oído y presionar suavemente varias veces.
La causa más frecuente del dolor de oído en niños pequeños es la infección catarral de las vías respiratorias altas.
La infección aparece como consecuencia de la acumulación de agua durante el baño, la retención de jabón o champú o la irritación de los canales por el uso de bastoncillos de algodón.
En algunos niños, la infección simplemente irrita y aumenta la sensibilidad de la zona del oído mientras que en otros causa dolor frecuente, ya sea por condiciones locales de las vías respiratorias altas (presencia de moco de manera más o menos permanente en el oído medio), por determinadas costumbres o hábitos (autoprovocación de lesiones de rascado en el conducto auditivo, práctica asidua de natación) o por factores predisponentes como la psoriasis o el eczema, los cuales debilitan el efecto de barrera de la piel sana.
Ante un dolor de oídos es necesario consultar a un médico otorrinolaringólogo y el tratamiento casero del dolor antes de la consulta médica es el mismo que en caso de fiebre, es decir se debe tomar ibuprofeno y paracetamol.
La fiebre alta y el dolor intenso pueden indicar la presencia de un exceso de líquido a presión dentro de la caja del tímpano, lo que podría obligar a evacuarlo mediante una incisión en esta membrana.
No hay que poner gotas dentro del conducto auditivo del pequeños a menos que las haya recetado el médico porque podrían perforar el tímpano y alcanzar y dañar el oído medio u otras estructuras.
Cuando el órgano causante del dolor es el propio oído, se trata de una otitis. La mayoría de las otitis medias agudas tienen un origen vírico y se curan espontáneamente sin antibióticos y sin que aumente el número de complicaciones o secuelas.
La otitis externa puede aparecer como consecuencia de un simple grano o furúnculo. El enfermo suele experimentar un dolor local que empeora al tocar o mover el lóbulo de la oreja. Cuando la inflamación afecta a todo el conducto auditivo externo, aparece una supuración de pus amarillo-verdoso, una disminución de la audición y unas décimas de fiebre. La otitis externa aparece con frecuencia después de nadar o bucear o bien debido a la introducción en el oído de bastoncillos u objetos para rascarse.
La otitis media aguda también provoca un dolor y síntomas similares a los de la otitis externa, aunque suele aparecer durante o después de infecciones respiratorias agudas (resfriados y catarros). Puede cursar con una perforación del tímpano y supuración y casi siempre produce fiebre.
La otitis media serosa consiste en la acumulación de moco detrás de la membrana del tímpano. Esta infección del oído aparece durante o después de un resfriado y el síntoma principal suele ser la sordera o ciertas molestias poco definidas del oído.
En ocasiones, el dolor de oído no procede del propio oído sino de la articulación de la mandíbula, los dientes, la garganta, los ganglios u otro lugar cercano. Puede ser un problema de artritis de la mandíbula, un objeto clavado en el oído o cerumen impactado, un tímpano roto o perforado, una infección sinusal, un dolor de garganta con dolor irradiado a los oídos, un síndrome de la articulación temporomandibular (ATM) o una infección dental.
La sensación de oído tapado suele producirla la otitis media aguda. Esta inflamación e infección del oído medio aparece de forma repentina y provoca, generalmente, dolor de uno de los oídos y hipoacusia (sensación de oído tapado).
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