Al principio del embarazo, algunas mujeres tienen pequeños sangrados que no deben confundirse con la menstruación. Las causas son diversas y se recomienda acudir al médico para descartar alguna patología.
Es imposible menstruar durante el embarazo. La menstruación es propia de mujeres que no están embarazadas y se encuentran entre la pubertad y la menopausia. Para menstruar, una mujer debe haber liberado antes un ovocito que no haya sido fecundado por un espermatozoide. Esto significa que es imposible estar embarazada y seguir menstruando.
Ahora bien, al principio del embarazo pueden producirse sangrados menos abundantes que los de la menstruación que pueden llevar a confusión.
Aunque, por lo general, son pequeñas hemorragias sin importancia, siempre es preferible consultar con el ginecólogo para comprobar que el embarazo transcurra con normalidad y no haya ninguna anomalía.
No te puede venir la regla estando embarazada. En general, el primer síntoma de un embarazo es la ausencia de menstruación.
Los motivos de un sangrado durante el embarazo son muy variados. Puede tratarse de un sangrado por la implantación del embrión. En efecto, la implantación provoca un hematoma y esa sangre es expulsada poco a poco por la vagina. Se caracteriza por ser de color marrón o rojo como el de la regla, pero menos abundante.
La embarazada también suele experimentar mareos, vómitos, percepción de olores o sabores anormales, micciones frecuentes, punzadas en el vientre a la altura de los ovarios o en la zona púbica y sensibilidad en las mamas.
Otro motivo es la llamada memoria orgánica, es decir, puede haber pérdidas de sangre regulares dada la continuación automática de las funciones propias del aparato reproductor durante el ciclo menstrual.
Cuando el embrión es fecundado fuera del útero generando un embarazo ectópico, la embarazada también sufriría pérdidas de sangre.
En definitiva, el sangrado no menstrual suele darse en las primeras semanas del embarazo. Un sangrado más abundante en una fase avanzada del embarazo puede ser un indicio de un aborto espontáneo, de modo que será necesario acudir al médico de forma inmediata.
La hemorragia decidual es un sangrado vaginal que sufren algunas mujeres durante el embarazo.
Aparece como consecuencia del desprendimiento parcial del revestimiento del útero durante los primeros tres o cuatro meses de embarazo.
Según los expertos médicos, este tipo de sangrado se produce a partir de la parte específica de la decidua que está todavía recubierta por la placenta en desarrollo. Como su nombre indica, esto conduce a la hemorragia de la decidua, que es el epitelio del endometrio o capa que reviste el útero.
Puesto que la decidua se pierde generalmente durante la menstruación, muchas mujeres confunden estas pérdidas con la regla y el embarazo pasa desapercibido.
Si tienes pérdidas de sangre pero sospechas que estás embarazada deberás realizar una prueba de embarazo cuanto antes. Consulta con tu médico si tienes cualquier tipo de sangrado y estás embarazada.
Tener un sangrado vaginal y estar embarazada es posible y muy común, especialmente durante las primeras doce semanas de embarazo.
Sin embargo, este sangrado es distinto al de la menstruación. Es de color más oscuro, de un tono similar al del café, o bien de color mucho más claro, casi rosa. No es tan abundante como el sangrado menstrual y dura menos días que este último.
Además, alrededor del el 30 % de las mujeres embarazadas tienen algún tipo de sangrado durante las primeras semanas de gestación. Esto puede deberse a la implantación del óvulo fecundado, a infecciones, irritación cervical, embarazo ectópico o amenaza de aborto.
En cambio, sangrar en la mitad o periodo final del embarazo puede ser un indicio de aborto, amenaza de parto prematuro, placenta previa o simplemente significaría que la cérvix está preparándose para el parto (cuando el sangrado aparece en las últimas semanas de gestación).
Una mujer embarazada no volverá a tener menstruaciones hasta después del parto. Sin embargo, muchas mujeres interpretan todo sangrado vaginal como una menstruación cuando no es así.
Para que un sangrado vaginal sea interpretado como una menstruación, las pérdidas deberán ser regulares, sin adelantarse ni retrasarse y adoptar las características habituales del sangrado menstrual en cantidad y duración.
Si alguna de estas condiciones no se cumple, podría tratarse de un sangrado por implantación. Tan solo un pequeño porcentaje de mujeres experimenta un sangrado durante la implantación del embrión. Este sangrado suele ser breve, escaso y de sangre roja. Ocurre con anticipación a la fecha en que se espera el período menstrual y entre siete y diez días después de la relación sexual que provocó la fecundación.
Asimismo, el sangrado puede deberse a una amenaza de aborto. En efecto, entre el 10 % y el 15 % de las mujeres embarazadas sufren este tipo de sangrado. Las pérdidas de sangre pueden ser escasas o abundantes y de color rojo o muy oscuras con una tonalidad similar a la del café. Pueden venir acompañadas o no de dolores cólicos en el vientre. En estos casos, siempre se ha presentado el sangrado después de la fecha en la que la mujer esperaba su periodo normal. La embarazada debe acudir inmediatamente a un ginecólogo ya que, a veces, es necesaria la administración de progesterona para estabilizar el embarazo.
Un embarazo ectópico también genera pérdidas de sangre. Se trata de un embarazo que se ha implantado fuera del útero o matriz, generalmente en las trompas de Falopio. Es un cuadro grave y urgente. Se presenta como un sangrado escaso y oscuro acompañado de intensos dolores abdominales después de haber presentado un atraso menstrual.
Por último, puede tratarse de una sinusorragia o sangrado vaginal provocado por una relación sexual. Su magnitud y duración es variable, comienza inmediatamente después de una relación sexual y suele deberse a enfermedades del cuello del útero como infecciones o lesiones cervicales. Toda mujer que sangra después de tener relaciones sexuales debe acudir al ginecólogo de inmediato para efectuar un examen médico que incluya un Papanicolau.
En resumen, solo un sangrado regular, en la fecha esperada y de las características habituales descartaría la posibilidad de un embarazo.
Puesto que se han dado casos en los que la mujer embarazada ha tenido su menstruación durante los nueve meses del embarazo, si hay una sospecha de embarazo hay que consultar con un ginecólogo para confirmar o descartar un embarazo.
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