La amoxicilina es un antibiótico bactericida de amplio espectro cuyo consumo es seguro durante el embarazo.
La amoxicilina es un antibiótico derivado de la penicilina, uno de los medicamentos más utilizados contra las infecciones bacterianas.
El consumo de amoxicilina no está contraindicado en niños ni en mujeres embarazadas.
La amoxicilina es un antibiótico de amplio espectro, es decir, se trata de un medicamento que combate muchos tipos de bacterias. Por este motivo se emplea para tratar diversas infecciones de las vías respiratorias (bronquitis, otitis media, sinusitis paranasal y frontal, neumonía y faringitis) y la enfermedad de Lyme.
Asimismo, las enfermedades de transmisión sexual como la clamidiasis, las infecciones gastrointestinales, la meningitis, las infecciones cutáneas y la cistitis también se tratan con amoxicilina.
Sin embargo, el tratamiento con antibióticos solo es efectivo contra las infecciones de origen bacteriano. Si la infección es vírica, el médico no le recetará antibióticos. El tratamiento con amoxicilina puede tomarse sin riesgo durante el embarazo y la lactancia (previa consulta médica).
El consumo de amoxicilina no está contraindicado durante el embarazo. De hecho, este fármaco pertenece a la categoría B, un conjunto de medicamentos que se consideran seguros durante el embarazo.
La amoxicilina atraviesa la barrera placentaria y se excreta en la leche materna. Además, no produce efectos teratogénicos en humanos, por lo que su administración durante el embarazo y la lactancia es posible siempre y cuando esté médicamente justificado. Ahora bien, la administración de este fármaco durante el primer trimestre del embarazo deberá realizarse bajo la supervisión de un médico.
Asimismo, antes de tomar amoxicilina se han de tomar algunas precauciones. En primer lugar, es necesario comprobar que no se padece alergia a este medicamento. También se debe informar al especialista en caso de estar embarazada o se toma otro tipo de medicación para evitar interacciones entre medicamentos. Del mismo modo, se aconseja poner en conocimiento del médico si se ha padecido o se padecen enfermedades del riñón, del hígado, alergias, asma, problemas estomacales o enfermedades de la sangre.
Los antibióticos considerados seguros durante el embarazo son: las penicilinas (amoxicilina y ampicilina), las cefalosporinas (Cefalexin) y la eritromicina.
Durante el embarazo se puede tomar ampicilina con total seguridad pero durante la lactancia este medicamento puede provocar reacciones alérgicas, diarrea o infección en el bebé puesto que se excreta por la leche. Por eso, se aconseja consultar a un médico antes de tomar ampicilina durante el embarazo o la lactancia.
La amoxicilina es compatible con la lactancia materna.
Al cabo de tres o cuatro horas después de la toma, este fármaco alcanza en la leche su concentración máxima. Cuando la madre toma una dosis estándar (1.500 mg), un lactante criado exclusivamente al pecho recibe una dosis de 0,25 % a 0,5 % de la utilizada para el tratamiento de una infección del propio lactante. Pese a que la amoxicilina puede llegar a trasmitirse al bebe mediante la leche materna, las cantidades son tan insignificantes que no pueden perjudicar su salud.
No obstante, aunque se considere un medicamento compatible con la lactancia, siempre es mejor consultar a un médico.
El tratamiento con amoxicilina durante el embarazo se considera seguro y es ampliamente utilizado en las mujeres embarazadas.
Este medicamento no suele atravesar la placenta y tampoco se ha demostrado científicamente que provoque efectos efectos secundarios en el feto cuando una mujer embarazada lo toma.
No obstante, se aconseja consultar a un médico antes de tomar amoxicilina estando embarazada, para que sea él quien decida lo más indicado en cada caso.
Entre los efectos adversos más comunes de la amoxicilina se encuentran los asociados habitualmente a cualquier antibiótico como las náuseas, vómitos, pérdida de peso, diarrea, gastritis o dolor abdominal.
En la categoría A se encuentran los medicamentos que pueden emplearse durante el embarazo, como las penicilinas y sus derivados (penicilina benzatínica, penicilina procaínica, ampicilina y amoxicilina).
Forman parte de la categoría B los medicamentos probablemente seguros durante el embarazo, como las penicilinas, la cefazolina, la ceftriaxona, la eritromicina, la amoxicilina y el ácido clavulánico, la cloxacilina, la clindamicina y la nitrofurantoína.
En cambio, el metronidazol no se debe administrar durante el primer trimestre del embarazo y su uso tampoco es seguro en el periodo de la lactancia.
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