"Tener demasiado colesterol" se ha convertido en un verdadero problema de salud pública, que se comenta diariamente en los medios de comunicación y en nuestra propia vida cotidiana.
Sin embargo, en cantidades razonables, el colesterol es indispensable para el buen funcionamiento del organismo. Pero cuando la tasa es demasiado elevada, el colesterol se vuelve nefasto para la salud. ¿Para qué sirve el colesterol? ¿De dónde viene? ¿Cómo se transporta? ¿Cuál es el colesterol bueno y cuál es el colesterol malo? ¿Para qué sirven los esteroles vegetales? ¿Cuáles son los riesgos del exceso de colesterol para la salud? ¿De qué medios disponemos para luchar contra esta plaga? ¿Cómo disminuir los riesgos cardiovasculares? ¿Qué alimentos hay que comer? ¿Cuáles hay que evitar?...
El colesterol es transportado en la sangre por las lipoproteínas.
Existen dos clases de lipoproteínas:
El colesterol total comprende el colesterol HDL y el colesterol LDL.
Las lipoproteínas HDL tienen como función recuperar el colesterol que se deposita en las arterias y transportarlo hasta el hígado, lugar donde se elimina.
El colesterol HDL limpia las arterias de depósitos lipídicos de mala calidad. Este colesterol asociado al HDL se denomina "el colesterol bueno" y permite reducir los riesgos de que aparezcan placas de ateroma en las arterias. Aproximadamente entre el 20 y el 30% del colesterol sanguíneo es asociado a las HDL.
Las lipoproteínas LDL depositan el colesterol en las paredes de las arterias formando placas de ateroma. Este colesterol tiene una tendencia a depositarse en las arterias y a obstruirlas. Entre el 60 y el 80% del colesterol de la sangre se asocia a las LDL.
Una tasa elevada del colesterol LDL conduce a la formación de placas de ateroma. El colesterol LDL es llamado "el colesterol malo".
Una elevación del colesterol malo y una disminución del colesterol bueno son factores de riesgo para la aparición de placas de ateroma, que provocarán enfermedades cardiovasculares, impotencia, accidentes vasculares...