La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos disminuyendo su resistencia. Esto expone a las personas afectadas por esta enfermedad a un riesgo de fractura. Se observa una pérdida ósea seguida de una fragilidad ósea. Esta pérdida ósea es provocada por un desequilibrio entre la resorción y la formación ósea. Una modificación de la arquitectura ósea acompaña la pérdida de densidad ósea.
La osteoporosis afecta a cerca del 40 % de las mujeres. 1 de cada 3 mujeres corre el riesgo de ser víctima de una fractura secundaria por la osteoporosis, y esto a partir de los 50 años de edad.
El 8 % de los hombres son también afectados por la osteoporosis.
La osteoporosis es una enfermedad que empieza durante la menopausia, a los 50 años de edad aproximadamente, y que puede prolongarse decenas de años.
El mayor riesgo de la osteoporosis son las fracturas. El riesgo de fractura aumenta con la edad. Las fracturas observadas durante la osteoporosis son de 3 tipos: fracturas de la muñeca, del cuello del fémur y de la columna vertebral. Las fracturas pueden provocar dolores así como una pérdida de la autodependencia, volviéndose muy dependiente en la vida diaria, y una pérdida de confianza en sí mismo.
La osteoporosis es una enfermedad que no manifiesta ningún síntoma, ni dolor y que es descubierta debido a una fractura.
La osteodensitometría es un examen que permite un diagnóstico precoz de la osteoporosis, lo que permite empezar rápidamente un tratamiento y realizar medidas de prevención. Este examen permite evaluar la cantidad de hueso desmineralizado.
La osteodensitometría también permite vigilar la evolución de la osteoporosis durante el tratamiento. La osteodensitometría es examen no doloroso. La absorción por el esqueleto de un haz de energía a través de los huesos es analizado informáticamente permitiendo evaluar la densidad ósea y el grado de la osteoporosis.
La disminución de los estrógenos, que comienza en la menopausia, provoca un aumento de la velocidad de la remodelación ósea lo que provoca la osteoporosis.