Un estudio publicado en 2010 en la revista "Age et nutrition" (edad y nutrición), realizado en 3.000 personas mayores que no presentaban ningún problema médico en especial, puso en evidencia una relación entre la velocidad de caminar y las capacidades cognitivas.
Las capacidades cognitivas implican principalmente la memoria, la percepción visual y la espacial, la flexibilidad, la toma de decisiones, la atención dividida, la inhibición y el raciocinio.
El caminar rápido permite un mejor uso de las capacidades cognitivas debido a la necesidad de mantener una mayor concentración y utilizar más el cerebro.
El estudio publicado en la revista "Age et nutrition" afirma que la disminución de las capacidades motrices y las físicas podía indicar los primeros signos de una enfermedad de Alzheimer o de una demencia senil.