Una oclusión intestinal se debe a una interrupción parcial o total de la actividad del intestino, que impide el tránsito normal de las heces y de los gases. Este bloqueo puede producirse en el intestino delgado a en el colon.
Los principales síntomas de la oclusión intestinal aguda son los dolores abdominales, un aumento del volumen del abdomen llamado distensión abdominal, una obstrucción de las heces y de los gases así como de los vómitos. Durante una oclusión del colon, también puede aparecer un estreñimiento.
Las causas de una oclusión pueden ser mecánicas o funcionales.
Una hernia, un tumor o adherencias intestinales pueden bloquear el tránsito intestinal y provocar una oclusión.
Las adherencias intestinales, que aparecen la mayoría de las veces después de una intervención quirúrgica, son las principales causas de una oclusión en el intestino delgado.
Hernias y tumores también son también causas frecuentes de obstrucción mecánica del intestino delgado.
Las causas de la obstrucción intestinal, que aparecen al nivel del colon, son esencialmente los tumores o divertículos.
El íleo paralítico provoca una oclusión intestinal cuyo origen es una anomalía funcional que impide a los intestinos regular el tránsito. El íleo paralítico aparece la mayoría de las veces después de un acto quirúrgico del intestino. Una apendicitis, una peritonitis o una pancreatitis pueden ser la causa.
Una oclusión puede aparecer después de una intervención quirúrgica intraperitoneal. Es una oclusión de tipo mecánico.
Puede aparecer algunos días, meses o años después de la intervención quirúrgica intraperitoneal, provocada por adherencias intestinales.
Una oclusión intestinal que no es tratada con urgencia puede provocar una defunción. Una perforación del intestino también puede producirse y provocar una peritonitis y causar la muerte.