Reconocido como enfermedad profesional en Francia desde 1945, la asbestosis es una afección pulmonar provocada por una exposición prolongada al amianto.
¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo es diagnosticada y cuál tratamiento es posible?
La asbestosis forma parte de las fibrosis pulmonares. Es caracterizada por una lesión del parénquima, que disminuye su elasticidad. El depósito de polvo de amianto en los tejidos del pulmón provoca este tipo de lesión. Por lo general, la asbestosis aparece entre diez y veinte años después del inicio de la exposición al amianto.
Se trata de una patología grave que puede interferir el tratamiento de otras afecciones. La asbestosis por sí sola no compromete el pronóstico vital, pero puede causar complicaciones.
Es rara, porque su desarrollo necesita un nivel y una duración de exposición elevados.
Los síntomas de la asbestosis aparecen de manera progresiva, especialmente una disnea (dificultades en respirar), episodios de tos y estertores crepitantes.
Pueden aparecer complicaciones como un cáncer broncopulmonar y una invalidez.
Se recomienda consultar con un médico desde los primeros síntomas. Varios análisis permitirán establecer el diagnóstico. Un estudio de los antecedentes profesionales y las radiografías ayudarán al diagnóstico.
Actualmente, no existe un tratamiento médico eficaz. Por consiguiente, el diagnóstico de la asbestosis necesita una acentuación del seguimiento médico para evitar su agravación.
Para disminuir los riesgos y limitar los efectos de la asbestosis, la solución más eficaz es evitar la exposición al amianto. En el caso de los fumadores, dejar el consumo de tabaco resulta necesario.