La andropausia masculina, aunque menos conocida que la menopausia femenina, es una realidad que puede ser molesta. Se traduce en diferentes síntomas relacionados con la disminución de la secreción de testosterona del hombre a partir de la edad media.
La andropausia, o déficit androgénico asociado con la edad, designa al conjunto de síntomas fisiológicos relacionados con la disminución de la secreción de testosterona en el hombre, por lo general, a partir de los 45 años de edad. Este fenómeno biológico es similar a la menopausia en las mujeres y aparece fuera de cada contexto patológico que podría explicar la disminución de la secreción de andrógenos. El riesgo aumenta con la edad y se presenta con manifestaciones orgánicos y psicológicas del hombre en relación a la disminución de los niveles de testosterona.
Solo el 2 % de la testosterona circula libremente en la sangre. En efecto, permite además su unión con dos proteínas plasmáticas: albúmina (ligeramente ligada) y SHBG (fuertemente ligada), que indican, por un lado, una disminución de la secreción de testosterona al inicio del envejecimiento y, por el otro, un aumento de la tasa de SHBG o la globulina fijadora de hormonas sexuales. Este aumento se debe a la retirada de la circulación sanguínea de la testosterona utilizable, lo que fomenta la andropausia y sus manifestaciones fisiológicas.
Nota: el aumento de la tasa de SHBG también está vinculada a varias enfermedades, como la cirrosis, el hipertiroidismo y la toma de ciertos medicamentos, por ejemplo los anticonvulsivos.
Entre los síntomas de la andropausia, se encuentran la disminución de la libido, problemas de erección, aumento de peso, disminución de la masa muscular, trastornos del estado de ánimo (depresión, irritabilidad), reducción de la vellosidad, fatiga y osteoporosis.
Se requiere un diagnóstico diferencial para localizar otras condiciones, además de la presencia de los síntomas mencionados. Se basa en un examen clínico preciso, que consiste en una placa de evaluación, identificación de los tratamientos con fármacos y análisis de sangre (incluyendo la prueba de funcionamiento de las hormonas tiroideas, el antígeno prostático específico) y otra más específicas como la dosificación de la tasa de testosterona total y los niveles de testosterona libre.
Para confirmar el diagnóstico, se privilegian los exámenes de la dosis de testosterona total o basándose en la testosterona biodisponible. Se cree que la testosterona total disminuye el 1 % por año a partir de los 30 años de edad. La tasa normal en los hombres varía de 4 a 9 µg/l cualquiera que sea la edad, una tasa inferior a 4 tiende a diagnosticar la andropausia. También se puede considerar la dosis de LH (hormona luteinizante).
El tratamiento para curar la andropausia consiste exclusivamente en la administración de testosterona de varias maneras: inyección intramuscular, tabletas, geles transdérmicos o parches. Mientras que la disfunción eréctil es corregible con un tratamiento a base de Viagra y otros medicamentos similares.
Un tratamiento a base de testosterona implica un balance prostático anterior (dosis de PSA, antígeno prostático específico) y un monitoreo regular. Los medicamentos no tienen ninguna responsabilidad en la formación del cáncer de próstata, que puede estimular y agravar el desarrollo ya presente, pero aún no detectado.
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