La diverticulitis es más frecuente con una edad avanzada. En raras ocasiones, se produce antes de los 30 años. El riesgo aumenta a partir de los 60 años, pues afecta alrededor del 50 % de la población. En el 90 % de los casos, la diverticulitis se encuentran en el colon sigmoide.
La inflamación o infección de la parte del colon llamada sigmoide y, en particular, la inflamación de los divertículos presentes en ella se llama diverticulitis o sigmoiditis. Los divertículos son pequeñas hernias de la mucosa, la pared interna de muchos órganos, que se encuentra en el intestino grueso. Normalmente, se forma en las áreas de mayor debilidad de la pared, formando surcos donde las bacterias pueden alojarse y así inflamar la zona. En este caso, se habla de la diverticulitis sigmoide o sigmoiditis diverticular.
La diverticulitis es una enfermedad que se manifiesta por los siguientes síntomas: dolor severo en el abdomen inferior, especialmente en la fosa ilíaca izquierda (la parte inferior del abdomen), una sensación suave del abdomen y fiebre generalmente moderada. Si no se diagnostica rápidamente, la diverticulitis puede causar complicaciones graves, como la formación de un absceso (se caracteriza por la exacerbación de los síntomas clínicos), la ruptura de la pared del colon o de la cavidad peritoneal (es decir, la membrana que rodea los órganos abdominales, responsables de la peritonitis) o en otro órgano cercano (en este caso se habla de fístula).
Para confirmar la presencia de diverticulitis, así como la investigación de los síntomas clínicos mencionados anteriormente, se llevan a cabo pruebas adicionales, incluyendo un análisis de sangre, a fin de buscar una inflamación, o un escáner, que es la mejor prueba para confirmar la sigmoiditis.
Una vez confirmado el diagnóstico, se debe dejar al paciente en ayunas: no debe comer ni beber nada durante varias horas. Los antibióticos se administran generalmente durante diez días. En los casos más graves, se efectúa una sigmoidectomía: una intervención que consiste en la ablación de la porción del colon sigmoide afectado, con el fin de prevenir la infección de un nuevo divertículo.
También forma parte del tratamiento una dieta durante diez días. El paciente debe respetar una dieta libre de residuos, que permite descansar a los intestinos. Se deben evitar los alimentos ricos en fibras como verduras, frutas, pan, leche, productos lácteos derivados y charcutería. Los alimentos permitidos son la carne, el pescado, la pasta, el arroz y otros cereales, los productos azucarados, los quesos y las galletas. Algunos alimentos se pueden comer junto con otros alimentos siguiendo un cierto tipo de preparación. Las comidas también se deben tomar con un horario regular y es necesaria una hidratación adecuada.
A pesar de la dosis diaria recomendada de fibra (26 gramos) para una persona que no padece diverticulitis, no es posible afirmar con certeza la dosis máxima de fibra que las personas que sufren de esta enfermedad pueden tomar, porque los divertículos pueden ser de varios tipos y se debe, por lo tanto, conocer el historial médico de cada paciente. Es bueno, sin embargo, limitar su consumo y seguir las indicaciones del médico.
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