La septicemia es un término médico cuyo uso se está abandonando en favor del término sepsis. La sepsis es una condición que puede ser comparada con una infección generalizada. Esta infección es causada por un germen que se distribuye a todo el cuerpo a través de la sangre. La sepsis define todas las reacciones del organismo en respuesta a esta agresión. Las causas de sepsis son numerosas aunque la mayoría de las veces se deben a una infección bacteriana. Las infecciones por otros gérmenes son más raras. Según los síntomas que presenta el paciente distinguimos la sepsis, la sepsis severa y el shock séptico, de gravedad creciente.
Las manifestaciones de la sepsis incluyen criterios específicos y requieren, por lo menos dos de los cuatro síntomas siguientes:
Otros síntomas también pueden estar presentes, permitiendo a veces evocar el origen de la infección, lo que se llama la puerta de entrada.
La sepsis severa se define por los síntomas de sepsis asociados con una caída de la presión arterial o con el fallo de un órgano, es decir la puesta en evidencia de problemas en sus funciones. Este diagnóstico también utiliza criterios específicos, en base a los signos clínicos o biológicos después del análisis de sangre.
Finalmente, el shock séptico es una sepsis severa pero que no es reversible. En esto se diferencia de la sepsis grave en la que con un tratamiento para remontar la presión arterial, es decir, por relleno vascular o por la perfusión de grandes cantidades de moléculas en la sangre se puede solucionar. Es necesario el uso de ciertos fármacos.
Para el diagnóstico de una sepsis o de sus formas más graves se debe realizar un análisis de sangre para efectuar los cultivos: hablamos entonces de hemocultivos. Esto permite identificar al organismo implicado en la sepsis y adaptar el tratamiento. Otras investigaciones se guiarán según los síntomas presentes, para encontrar la puerta de entrada del germen.
La sepsis requiere tratamiento en el hospital. Se basa en la combinación de antibióticos junto con el tratamiento de la puerta de entrada identificada (heridas, eliminación de un cuerpo extraño implicado, cirugía ...). Inicialmente, los antibióticos serán de amplio espectro, es decir, activos sobre muchos tipos de bacterias. Una vez identificado el tipo de infección a través de los análisis, pueden cambiarse los antibióticos para sean más eficaces. En caso de sepsis severa, son necesarias perfusiones para hacer remontar la tensión así como un apoyo específico si existen fallos de órganos. En el tratamiento del shock séptico se aportan a través de una perfusión medicinas llamadas drogas vasoactivas como la dopamina, la dobutamina, la adrenalina o la noradrenalina.