La inflamación es un conjunto de reacciones generadas por el cuerpo como respuesta a una agresión, que puede ser de origen externo, como una lesión, infección o traumatismo, o puede ser interna, provocada por el propio organismo como en los casos de enfermedades autoinmunes.
Las reacciones inflamatorias tienen como único propósito la defensa del organismo. Cuando la inflamación es visible, por lo general ocurren cuatro signos clínicos: enrojecimiento, dolor, hinchazón y aumento del calor local.
A nivel celular, son los glóbulos blancos los que desempeñan un papel decisivo en este mecanismo, junto a otras células que poseen funciones bien organizadas. La respuesta inflamatoria es un fenómeno complejo. En su tratamiento, puede ayudar el uso de antiinflamatorios, corticoides o antiinflamatorios no esteroideos.
En la inflamación a nivel biológico, se sospecha principalmente con un aumento de la proteína C reactiva y el aumento de la cantidad de glóbulos blancos en la sangre, que se traduce como el inicio del mecanismo de lucha contra la inflamación en curso.