Los embarazos tardíos

El modo de vida ha cambiado en los últimos años y, en parte, ha permitido a las mujeres poder retrasar la maternidad. Cada vez más existen mujeres que se embarazan después de los 38 años de edad. La cifra se han multiplicado por cuatro en los últimos 20 años.

Embarazo tardío a los 45 años

Hacia los 20 y 22 años los óvulos se encuentran en su máximo esplendor. A partir de los 30 y 35 años empieza a decaer su capacidad. Después de los 38 años y dependiendo de la salud de la mujer, un embarazo presenta más riesgos. También aumentan las probabilidades de sufrir hipertensión arterial o diabetes en la gestación.

A partir de esta edad se recomienda realizar una fertilización asistida cuando no se consigue un embarazo de forma natural. Otro factor a tener en cuenta es la edad y la salud del padre: cuanto mayor sea, peor es la calidad de su esperma. Esto aumenta las probabilidades de que el bebé tenga defectos de nacimiento.

Concepción tardía

La concepción tardía es una discusión cada vez más frecuente. La edad influye para que existan problemas de infertilidad, que ya afectan a una de cada 7 parejas. También es importante tener en cuenta que una de cada 10 parejas recurre a un tratamiento para concebir un hijo. La edad de los padres es un factor determinante, ya que el proceso de envejecimiento del cuerpo y sus órganos no se puede detener.

Embarazo en edad avanzada

La mayoría de las mujeres que deciden ser madres después de los 35 años no tienen problemas durante el embarazo, si tienen buena salud. Aunque existe un riesgo mayor de complicaciones. Para solventar el problema del envejecimiento de los óvulos, la medicina reproductiva ofrece dos opciones: congelar los óvulos cuando se es más joven (entre 20 y 30 años) para utilizarlos más adelante o recurrir a la donación de óvulos o embriones (cuando no sea posible conseguir la gestación con los ovocitos propios, se pueden utilizar ovocitos o embriones donados).

Riesgos de un embarazo tardío

Los embarazos después de los 38 años deben vigilarse muy de cerca. Puede aparecer hipertensión arterial y sus consecuencias como la preeclampsia (asociación de hipertensión arterial, edemas y la presencia de proteínas en la orina), el desprendimiento de la placenta, un bajo peso del bebé al nacer, la diabetes gestacional (cuya frecuencia aumenta después de los 40 años) o el riesgo de partos prematuros que es superior, ya que el útero tiene menos capacidad para soportar un embarazo.

Edad materna avanzada y riesgo reproductivo

Los riesgos de dar a luz a un bebé prematuro aumentan después de los 40 años, los fibromas uterinos son más frecuentes y el riesgo de trisomía 21 aumenta, así como el riesgo de sufrir abortos espontáneos o las cesáreas. Los especialistas aconsejan a las mujeres de más de 35 años que decidan ser madres que consulten a su ginecólogo y a un especialista en fertilidad.

Foto: © Samuel Borges Photography – Shutterstock.com

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