El cáncer de laringe es una enfermedad que predomina en el sexo masculino. Está en relación con la exposición a diferentes agentes carcinógenos, fundamentalmente el consumo de tabaco que se da en el 94 % de los pacientes diagnosticados de cáncer de laringe.
Ocupa el sexto lugar en la mortalidad por cáncer en España en los varones.
Los síntomas presentes en esta enfermedad difieren según sea la localización concreta del tumor dentro de la laringe: la glotis, la supraglotis y la subglotis.
El cáncer de laringe está claramente relacionado con el hábito tabáquico y con la cantidad de tabaco consumido. Los carcinógenos desprendidos en el humo del tabaco son el origen de alteraciones genéticas en las células expuestas a su acción.
Los trastornos genéticos se perpetúan en las células hijas y se originan alteraciones que con el tiempo se traducen en cambios morfológicos, que denominamos displasia.
Según el grado de alteración celular en el epitelio que recubre la laringe, clasificamos las displasias en leves, moderadas y graves-carcinoma in situ. Si progresan los cambios celulares, el tumor infiltra tejidos próximos y lo denominamos carcinoma infiltrante.
El diagnóstico se realiza principalmente por la exploración física llevada a cabo por el especialista. En la exploración se valorará, además, la localización y la extensión, tanto en la laringe como en las zonas ganglionares cervicales adyacentes.
El estudio clínico de extensión se completa, en ocasiones, con un estudio radiológico mediante resonancia magnética oTAC. Finalmente, la confirmación de la naturaleza neoplásica de la lesión se realiza a través de una biopsia.
El pronóstico de la enfermedad está en relación con la extensión del cáncer: el diagnóstico precoz es fundamental para el tratamiento y las posibilidades de curación.
El tratamiento de cáncer de laringe se realiza, fundamentalmente, con cirugía y radioterapia. La elección de una u otra forma de tratamiento depende de la localización del tumor, su extensión local, la posible afectación ganglionar cervical, la edad y la propia elección del paciente.
El tratamiento quirúrgico permite, a veces, conservar parte de la laringe y, por tanto, mantener la función del órgano. En tumores pequeños, otra opción de tratamiento es la radioterapia, con la que se obtienen porcentajes de curación próximos al tratamiento quirúrgico.
En aquellos casos intermedios en los que la cirugía conlleva la exéresis de toda la laringe, las opciones de tratamiento pueden ampliarse a radioterapia hiperfraccionada o a quimioterapia asociada a la radioterapia.
En los tumores más avanzados, tanto en su crecimiento laríngeo como ganglionar, el tratamiento habitual es la cirugía radical y la radioterapia postoperatoria.
En conjunto el pronóstico del paciente con cáncer de laringe es favorable comparado con otros tipos de tumor aunque varía según el tamaño y extensión del mismo en el momento del diagnóstico.
El de mejor pronóstico es el tumor glótico (que afecta a las cuerdas vocales) porque su diagnóstico suele ser más precoz y tienen menos tendencia a dar metástasis. Se considera que la supervivencia a los 5 años del diagnóstico y tratamiento correcto de un tumor glótico varía entre el 90 y el 95% en los tumores más pequeños y el 50% en los más grandes.
En los tumores supraglóticos correctamente tratados la supervivencia a los 5 años oscila entre el 80% en los de menor tamaño y el 50% en los de mayor tamaño.
Los tumores subglóticos son los de peor pronóstico con una supervivencia a los 5 años por debajo del 40%.