La hiperacusia es un trastorno de la audición, que se traduce como una hipersensibilidad del oído y por una intolerancia a algunos sonidos cotidianos. A continuación, te presentamos un panorama sobre sus causas, síntomas y tratamientos.
Todavía no se identifican claramente las causas de la hiperacusia. Sin embargo, la hipersensibilidad al ruido puede ser la consecuencia de un deterioro de las células reguladoras o de un problema auditivo. Las causas que la pueden provocar se desconocen. Entre ellas se han sugerido: un traumatismo craneal, una exposición prolongada a ruidos demasiado elevados, una infección de la oído o el autismo.
La hiperacusia se manifiesta por una intolerancia a ciertos sonidos que, habitualmente, se soportan sin problema. Se trata más a menudo de ruidos cotidianos como el volumen sonoro de una conversación normal, el ruido de una aspiradora, el timbre del teléfono, etc. Eso no significa que el paciente con hiperacusia escuche mejor que otros. Esta intolerancia se asocia generalmente con otros síntomas como dolor, migraña, cansancio, o náuseas.
La hiperacusia puede relacionarse con los acúfenos. Las personas que sufren de acúfenos son a menudo afectadas por la hiperacusia y, de la misma manera, las personas que presentan una hiperacusia tienen frecuentemente acúfenos.
El tratamiento prescrito para aliviar la hiperacusia depende de los casos.
Generalmente, se recomienda a las personas afectadas por la hiperacusia, proteger sus oídos de los ruidos excesivos, pero únicamente cuando esto resulta necesario. Protegerse de ruidos insoportables no es la mejor solución, porque esto puede acentuar la intolerancia a largo plazo.
Pueden proponerse una reeducación de la oreja por medio de un generador de ruido blanco o una terapia de desensibilización, exponiéndose gradualmente a los ruidos insoportables. Tratamientos complementarios pueden contemplarse para eliminar el estrés y favorecer la relajación, como la sofrología o la osteopatía.
En todos los casos, se aconseja acudir a una cita médica. El doctor puede orientar al paciente hacia un especialista de otorrinolaringología para pruebas auditivas y la prescripción de un tratamiento adaptado.
El uso de protectores auditivos (audífonos, tapones de orejas) se aconseja en caso de exposición prolongada a un fuerte nivel sonoro, como en ciertos trabajos, un entorno profesional ruidoso, un circuito automovilístico, conciertos, etc.
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