La patología benigna de la mama, como indica su nombre, produce cambios graduales benignos en las mamas.
La patología benigna de la mama hace referencia a una serie de cambios benignos que aparecen en las mamas. A esta patología también se la conoce con los nombres de mastopatía fibroquística, mastopatía benigna o enfermedad quística densa de las mamas.
La OMS prefiere denominarla displasia mamaria ya que este término incluye procesos de tipo benigno y algunos potencialmente malignos.
Generalmente el diagnóstico de mastopatía fibroquística se realiza tras una exploración rutinaria de las mamas durante la cual el médico ha detectado la presencia de nódulos o quistes que pueden causar dolor o ser indoloros.
A continuación, el médico suele prescribir la realización de una mamografía para confirmar el diagnóstico clínico. A menudo se practica también una ecografía de las mamas y en algunos casos también está indicada la punción de algún quiste para aspirar su contenido y confirmar su benignidad.
Cuando un caso ha sido diagnosticado previamente, el médico necesitará comparar la mamografía tomada recientemente con las mamografías de los años anteriores. Por ello es importante guardar, como mínimo, la última mamografía para poder realizar esta comparación, ver la evolución y comprobar si ha habido cambios.
El principal diagnóstico diferencial es el cáncer de mama por lo que siempre que se detecte un bulto en la exploración mamaria será necesario acudir al ginecólogo para revisar la mama.
Asimismo también es fundamental efectuar revisiones periódicas de las mamas para su detección precoz.
Los quistes que aparecen en pacientes con mastopatía fibroquística siempre son benignos. Además, si son pequeños y no provocan molestias solo será necesario controlarlos puesto que si se evacúan tienden a reproducirse.
La mastopatía fibroquística no aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama pero la mayor densidad de la mama dificulta la exploración clínica y radiológica para el diagnóstico del cáncer.
El objetivo principal del tratamiento consiste en aliviar el dolor y/o reducir los quistes.
El ginecólogo puede prescribir un tratamiento con hormonas y analgésicos en función de los síntomas del paciente y en algunos casos se realizarán punciones para aspirar el contenido de los quistes para reducir su tamaño.